Homero Lemus / La Voz de Michoacán. El obispo de Apatzingán, Miguel Patiño Velázquez, pidió que las autoridades estatales y federales realicen acciones contundentes en contra de los verdaderos criminales y no con los ciudadanos representados en los grupos de autodefensa. A través de una carta a la opinión pública y a los gobernantes, el prelado católico externó que Apatzingán y la región viven en un clima de zozobra e intranquilidad ante los hechos de violencia y sucesos delictivos como la quema de negocios que han ocurrido en los últimos días. De tal manera pidió al gobernador Fausto Vallejo, así como a las autoridades de la Federación resultados inmediatos y que con los operativos garanticen la seguridad de los pobladores de Apatzingán. A continuación el texto integro: DIÓCESIS DE APATZINGÁN, A.R. Esteban Baca Calderón No. 1 Centro Apartado Postal No. 100 Apatzingán, Michoacán, México, C.P. 60600 CARTA PASTORAL del Obispo Miguel Patiño Velázquez, al pueblo de Dios que peregrina en la diócesis de Apatzingán y demás personas de buena voluntad “Aunque camine por valle de tinieblas, ningún mal temeré, porque Tú vas conmigo; tu vara y tu cayado me dan seguridad” (Salmo 23,4). Estimados hermanos y hermanas: Los hechos recientes, de este nuevo año 2014, han llenado de indignación a nuestro pueblo al cerciorarse de que ni los políticos ni el gobierno dan muestras de querer solucionar el problema de Tierra Caliente. En lugar de buscar a los criminales que dañan a la comunidad, el ejército mexicano, por órdenes superiores, fue a desarmar a las autodefensas de Nueva Italia y Antúnez agrediendo a la gente indefensa con el resultado de tres hombres muertos. La situación se les salió de control y al verse rodeados por la población comenzaron a disparar, primero al aire y después a las personas. Las palabras distan mucho de los hechos. Apatzingán está desde el viernes pasado hundida en el miedo y la zozobra. La quema de carros, negocios y hasta la presidencia municipal por parte del crimen organizado, que actuaron impunemente, mientras dos batallones de soldados estaban acuartelados. En la autopista Apatzingán – Nueva Italia, los enviados del crimen organizado quemaron autobuses, tráileres y camiones de carga sin que los federales ni los militares lo impidieran. El crimen organizado sigue obligando a la gente a asistir a sus manifestaciones, sus líderes están plenamente identificados y no hay autoridad que los pare. Como resultado del Acuerdo para el apoyo de la Federación a la seguridad de Michoacán, firmado el pasado lunes, el día de ayer llegaron a Apatzingán cientos de militares y federales con todo un despliegue de fuerzas para integrar la policía militar. Hoy, en su presencia, el crimen organizado quemó una farmacia en pleno centro de la ciudad, alrededor de las 7:30 de la mañana. El pueblo está exigiendo al gobierno que primero agarren y desarmen al crimen organizado. El ejército y el gobierno han caído en el descrédito porque en lugar de perseguir a los criminales han agredido a las personas que se defienden de ellos. ¿No han comprendido que nos encontramos en un “Estado de necesidad”? Dietrich Bonhoeffer, líder religioso alemán que murió durante el Nazismo, escribía a su novia desde la prisión diciéndole: “Se precisa un concilio de todas las Iglesias… ¿Para qué? Nosotros somos conscientes de que alguien debe consolar a las víctimas, pero también alguien debe frenar a la máquina que asesina” (Cartas de amor desde la prisión). Les pedimos a los políticos, al gobierno y al Secretario de Gobernación que den a los pueblos de nuestra región signos claros de que en realidad quieren parar a la “máquina que asesina”. La gente espera una acción más eficaz del Estado en contra de los que están provocando este caos. Deseamos que la venida del Sr. Gobernador Fausto Vallejo Figueroa a esta ciudad de Apatzingán manifieste que sí hay voluntad política de buscar la paz anhelada. Al pueblo de Dios que peregrina en nuestra diócesis los exhortamos a no perder la esperanza, Dios está con nosotros y no nos deja solos en los momentos de peligro. Sigamos orando más fervientemente por la paz, con la confianza de que María, Reina de la Paz intercede por nosotros. Con mi profundo cariño y oraciones por el pueblo de Dios que camina en Tierra Caliente, tan castigado por el flagelo de la violencia absurda y fratricida. “¡La bondad y el amor me escoltan todos los días de mi vida! Y habitaré en la casa del Señor a lo largo de mis días” (Salmo 23,6). +Miguel Patiño Velázquez, msf. Obispo de Apatzingán.