Gerardo Diosdado/La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. Al momento de nacer, nuestro sexo se definirá dependiendo si poseemos genitales masculinos o femeninos, posteriormente llega la asignación de género, que es lo que nos divide en masculino y femenino; más tarde, alrededor de los 3 años llega la identidad de género, que es cuando los pequeños se identifican ya sea como hombres o como mujeres, hasta que aproximadamente a los 8 o 9 años, llega la orientación sexual, que es la que nos dice hacia quienes nos sentimos atraídos sexualmente. Para la mayoría de las personas este ciclo se cumple sin modificación alguna, no obstante, de acuerdo con las estadísticas, aproximadamente un 15% de la población mundial no se siente identificada con su género o su orientación sexual no corresponde a lo estipulado por la sociedad. Este grupo de personas conforman la comunidad LGBTTTIQ, cuyas siglas corresponden a lésbico, gay, bisexual, transexual, transgénero, travesti, intersexual y queer, quienes expresan su sexualidad de una manera diferente a las personas heterosexuales no porque así lo hayan decidido o alguien los haya transformado, su orientación y su identificación es de nacimiento. De acuerdo con el psicólogo Héctor Orozco, los niños descubren su orientación sexual y su identidad de género desde pequeños, llegando a manifestar conductas que no corresponden con las expectativas de género que se crean sobre ellos. “Cuando los niños muestran actitudes o gusto por actividades y productos comúnmente asociados al género opuesto, creemos que estos pequeños son homosexuales, sin embargo, no necesariamente es así, simplemente son niños que no están cumpliendo con los roles de género impuestos por la sociedad”, aclara el especialista.