Arturo Molina / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. Con más de 300 años de antigüedad, el santuario de la virgen de Guadalupe de Morelia se mantiene como uno de los recintos religiosos más visitados del estado de Michoacán. Cada mes de diciembre, concentra hasta 100 mil visitantes ante, durante y después del día 12. El santuario resguarda las imágenes religiosas de Juan Diego, la virgen de Guadalupe y otras reliquias que, en conjunto, conforman uno de los templos con mayor riqueza arquitectónica por la estructura, los acabados de los muros y espacios de adoración. El histórico inmueble tiene una torre de dos cuerpos con imafronte (la fachada principal que se levanta a los pies de un templo) de forma piramidal, rematada con una cúpula de estilo barroco. El punto que más llama la atención es el altar principal, en donde aparecen San Francisco y San Diego, además de una copia autorizada del Ayate de Juan Diego; en su parte norte está una pequeña capilla que en los últimos cinco años ha sido decorada con pinturas murales. La tradición de Morelia en los meses de diciembre atrae a fieles guadalupanos de todo el estado de Michoacán e incluso de estados vecinos. En muchos casos, con vestimentas alusivas a la virgen de Guadalupe, a Juan Diego y otras prendas religiosas. En este 2022, desde el día 8 de diciembre comenzaron a darse las primeras manifestaciones religiosas grupales desde el centro histórico de Morelia hasta la Calzada Fray Antonio de San Miguel y el Santuario de la virgen de Guadalupe. Bandas musicales de viento, mariachis, conjuntos de guitarra, y todo tipo de instrumentos entonan los cantos a la Guadalupana recordando la historia en el cerro del Tepeyac. El flagelo y las mandas también están presentes en el culto a la Guadalupana. Aquellos que recibieron el milagro de la morenita del Tepeyac a través de una manda cumplen con su encomienda y recorren toda la calzada de rodillas a manera de agradecimiento. El dolor, la pasión, el folclor y sobre todo el amor por la Guadalupana mantienen más vivo que nunca tanto al santuario como a la tradición misma. Templo de San Diego, entre los más antiguos El santuario, ubicado en la zona oriente de Morelia, es uno de los más antiguos de la capital michoacana. El historiador Moisés Guzmán Pérez narró en su obra ‘El Santuario de Guadalupe, la Calzada y el Exconvento de San Diego’, sobre el origen y evolución del recinto. Este templo se edificó en 1708 y se concluyó en 1716. Desde un inicio su vocación fue la adoración de la virgen de Guadalupe. Entre 1729 y 1737 se construyó una casa adosada al santuario para que hicieran uso de ello los capellanes; en 1760 se hizo entrega tanto del templo como del edificio anexo a los frailes Franciscanos Descalzos. Para los últimos años del siglo XVIII, la ciudad de Valladolid estaba circundada por templos dedicados a santas patronas: al norte, Santa María de los Urdiales; al sur, Santa Catarina Mártir; al poniente, Nuestra Señora de la Merced, y al oriente Nuestra Señora de Guadalupe. Las ampliaciones más importantes de la estructura del templo se llevaron a cabo en el año de 1777 y para octubre de 1785 se llevó a cabo otro proceso de restauración encabezado por fray Antonio de San Miguel, quien también atendió la remodelación de la Calzada que hoy lleva su nombre. Para principios del siglo XX se decoró su interior con barro cocido y policromado, formando esculturas en forma de flores. La obra anterior estuvo bajo la mano del artesano Joaquín Orta. Finalmente, en 1955 se le construyó una repisa de madera con 4 columnas, una corona de madera, yeso y barro, con motivo de la coronación de la Santísima virgen de Guadalupe; en 1975 se remodeló parte de su decorado interior, y los murales que representaban las apariciones de la virgen fueron reemplazados por murales pintados por el artista Pedro Cruz.