Arturo Molina / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. Ubicado en la zona oriente de la ciudad de Morelia, el Santuario del Santo Niño de la Salud, se mantiene como uno de los espacios religiosos de mayor tradición en todo el estado. La comunidad en torno al Santo Niño, se ha convertido en parte de la cultura de miles de colonos de la zona. Con casi un siglo de historia de la devoción al santo niño y más de 50 años de historia del inmueble, cada vez más grande el culto y el fervor religioso que se vive en el Santuario. Los milagros, incluso documentados, le han valido para recibir peregrinos de regiones lejanas, quienes acuden para pedir milagros al Niño de Jesús de la Salud. En recuerdo del traslado de la imagen original a su templo, cada año la imagen peregrina es trasladada en romería desde la Catedral de Morelia por toda la Avenida Madero y Acueducto hasta el Santuario. El rito atrae a miles de personas tanto de las colonias aledañas como de otras regiones para presenciar el acto. Tras un triduo preparatorio, el último sábado de abril es llevada la imagen en carro alegórico acompañada de bandas de guerra y musicales, peregrinos y romeros de toda la República y del extranjero, así como de las religiosas de la congregación del Niño y los Misioneros Auxiliares. Al llegar al santuario, tras la peregrinación son recibidos por algún obispo que celebra la Misa de peregrinos dando con ello comienzo a la solemnidad religiosa. En este, recuerdan el largo proceso para edificar el inmueble que desde 1967 fue ascendido al grado de Santuario por parte de la Arquidiócesis de Morelia. Su fiesta anual es el último domingo de abril en el marco del Tiempo litúrgico de Pascua. Todos los días 21 de cada mes en su santuario se ora especialmente por los enfermos recordando el día que se le impuso su nombre. Son muchos los favores y milagros que reciben quienes acuden con fe y devoción. El inmueble llama la atención desde la avenida Acueducto, uno de los puntos más transitados de la capital. Se trata de un edificio modernista tradicional que fue edificado en cantera rosa al igual que los grandes recintos religiosos del centro histórico. Cuenta con una planta de salón dividido en naves de la misma altura que fue rematada en una bóveda de las llamadas cascaron. Para acceder al recinto se abren tres puertas con vista a la avenida Acueducto y otras dos más pequeñas a las vialidades laterales, por dónde entran principalmente los fieles de las colonias. Las paredes e interiores son de los puntos que más llaman la atención y que se han guardado en la memoria colectivos de generaciones de fieles creyentes. Están caladas de vitrales modernistas, mientras que a los pies de la nave se encuentran los exvotos, confesionarios, la plaga de bronces que recuerda la consagración de la parroquia y otros detalles. El altar es uno de los más vistosos de todo Morelia, incluso comparable con los monumentales del centro histórico.