Jueves | La temprana crisis política en la provincia de Michoacán de 1526 a 1533

Un 14 de febrero, pero de 1530, es ejecutado en Conguripo, Michoacán, el último cazonci purépecha, Tagáxoan II de sobrenombre Tzintzincha (“Constructor de Fortalezas”).

Daniel Adrián Ortíz Macarena, Colaborador de La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán.- A 495 años de la muerte del último cazonci, don Francisco Tangánxoan II, presentamos a ustedes un breve análisis de un periodo crítico en los inicios del Michoacán colonial, una crisis política que estuvo a punto de provocar un gran levantamiento armado y que, en consecuencia, llevó al tormento y muerte del último cazonci y otros efectos nefastos para su pueblo.

PUBLICIDAD

En 1522 el Tzintzuntzan Irechequa se transformó en la provincia de Michoacán después de un acuerdo pacífico entre el cazonci y Hernán Cortés. La incorporación a la Corona de Castilla se vivió en dos etapas en sus inicios: La primera, de 1522-1525 continuación del antiguo orden prehispánico y el inicio de los cambios, repartición de encomiendas y llegada de los primeros religiosos. La segunda, de 1526-1533, confrontación de intereses y de choque cultural; hay enfrentamientos violentos y estuvieron al borde de una gran rebelión, sufrieron una dura represión.

En esta segunda etapa el cazonci, a pesar de ser un aliado importante, sufrió continuas vejaciones y prisiones en Ciudad de México, además fue extorsionado para poder recuperar su libertad. También sucedió un incremento de la presencia de españoles en Michoacán que provocó lo inevitable, roces continuos entre los caciques indígenas y los recién llegados, los primeros defendiendo su condición de señores sobre sus pueblos y los segundos su posición de encomenderos y nuevos dueños de la tierra y sus recursos.

Se sucedieron múltiples enfrentamientos, asesinatos y rebeliones por parte de los indígenas y los españoles reprimieron con violencia. En 1527, el capitán Pedro Sánchez de Farfán castigó la Tierra Caliente Michoacana y la costa; al año siguiente, el Bachiller Juan de Ortega llegó en calidad de visitador y arrasó dos pueblos rebeldes, ejecutó a varios caciques y buscó calmar los ánimos elaborando una nueva tasación de los tributos. Pero sus acciones fueron insuficientes y las confrontaciones siguieron.

PUBLICIDAD

En diciembre de 1528 entró en funciones la Audiencia de México precedida por Nuño de Guzmán, Juan de Ortega Matienzo y Diego Delgadillo como oidores. Guzmán debía poner orden, resolver la lucha entre Cortés y sus opositores, así como calmar las tensiones con los indígenas. Sin embargo, cometió múltiples abusos contra españoles e indígenas. Al cazonci en dos ocasiones le tuvo prisionero y le exigió rescate; también a finales de 1529 le demandó armamento, bastimentos y tropas para su conquista de Xalisco. En su paso por Michoacán buscó poner paz, aunque resolvió el juicio y la ejecución del cazonci, lo cual no calmó los ánimos.

En 1530, Sebastián Ramírez de Fuenleal y cuatro oidores quedaron al frente de la Audiencia. Ramírez de Fuenleal nombró a Pedro de Arellano como corregidor de Michoacán, pero, no contó con que Arellano se dedicó a cometer abusos y a robar tesoros del cazonci. Arellano fue sustituido por Pedro Benavente quien estuvo un breve tiempo y en su lugar se nombró a Juan Álvarez de Castañeda que, presumiblemente cometió las mismas faltas y en su defensa acusó a los nobles indios michoacanos de continuar sus idolatrías y rebeldías.

En 1532, los nobles indios comparecieron frente a la Audiencia y consiguieron a su favor la visita de un oidor para hacer justicia. En junio de 1533, llegó don Vasco de Quiroga como visitador, castigando a Juan Álvarez de Castañeda, y realizando una relación de las minas de cobre en Michoacán. Además fundó Santa Fe de la Laguna y, sobre todo, se reunió con la nobleza indígena a la que invitó a dejar atrás sus idolatrías, a vivir en paz con los españoles y a aceptar la autoridad regia, a cambio de protección jurídica y reconocimiento de su condición como nobles con derechos y privilegios.

Como parte del nuevo pacto entre la nobleza indígena michoacana y la Corona de Castilla, Vasco de Quiroga se convirtió en un fuerte aliado en la defensa contra los avances de encomenderos y otros vecinos españoles abusivos. A cambio, la sociedad indígena pasó a estar más regulada y a facilitar la introducción de nuevas instituciones políticas y religiosas; así como formas de producción económica e intelectuales que permitieron consolidar el dominio español y configurar una nueva sociedad michoacana.

Daniel Adrián Ortíz Macarena, es Maestro en Historia por la Facultad de Historia-UMSNH. Doctorando en Estudios Novohispanos de la UAZ. Estudioso del pasado virreinal y el gobierno indio entre los siglos XVI-XVII. Miembro de Mechoacan Tarascorum.