La emotiva inducción de Miguel Calero al Salón de la Fama del Futbol
También se realizó homenaje póstumo a Diana González, jugadora del América.


Redacción/La Voz de Michoacán
Un ídolo, histórico, multicampeón y muy querido jugador de los Tuzos del Pachuca. Miguel Calero fue inducido al Salón de la Fama, clase de 2019, a siete años de su fallecimiento.
Su esposa, Sandra Sierra, recibió la distinción en su nombre y dedicó unas emotivas palabras para 'El Cóndor' y la gente del club.
Es un orgullo y un honor estar frente a ustedes, ya que mi Flaco anhelaba con estar en el Salón de la Fama desde el momento en que se retiró. Miguel hoy nos acompaña desde allá arriba y estoy segura de que está muy feliz de verlos reunidos", inició.
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"Me llena de felicidad recibir este reconocimiento a la exitosa trayectoria de mi esposo, por un trabajo en que a diario ponía todo su corazón, su pasión, toda su energía y amor".
Destacó al Miguel Calero, fuera de la cancha:"Les quiero hablar de Miguel, el ser humano atrás de la portería, el hombre al que le costaba mucho asumir sus derrotas. Cuando perdía un partido llegaba a casa y no quería salir, le daba mucha pena con su hinchada. No se permitía perder ni equivocarse y no tanto por él, sino por su gente.
Fue un padre amoroso, y preocupado, sobretodo por el legado que le dejara a sus hijos. Les inculcó los valores que no eran negociables; como el amor, el sentido del humor y la responsabilidad con lo que hacían".La batalla con su enfermedad:"Miguel amaba intensamente lo que hacía. Le aterraba la idea de no volver a jugar.
Recuerdo el primer evento en que su salud se vio afectada; estábamos en Minnesota con don Jesús, estaba por entrar a cirugía y abrazó a dos Jesús y le dijo, 'mi presi, me aterra la idea de no volver a jugar' y Jesús lo abrazó y le dijo, 'Miguelito, vamos a salir de esta.
Vamos a levantar muchas cosas más y nos vamos a ir al Mundial de Clubes' y así fue".Agradecimientos finales:"Agradezco a todas las personas que fueron parte de su historia; a su madre y a su padre, a sus hermanos; a sus técnicos. Al profe Reinaldo Rueda, que fue la persona que creyó en él.
A sus compañeros y amigos del fútbol. Al profe Andrés Fassi, quien se fijó en mi flaco. A don Jesús Martínez, que se convirtió en su amigo incondicional y a ustedes, su público a quien tanto amaba y respetaba".
"Solo me queda despedirme con su eterna frase: 'Si volviera a nacer, me llamaría Miguel Calero, sería portero y defendería a huevo los colores del Pachuca'".
Con información de Marca.