María del Carmen Sandoval Iba a iniciar este texto hablando sobre las autoras poco conocidas (o reconocidas) por el canon literario; entonces, me puse a pensar en la infinidad de autoras que se quedaron aún más escondidas a lo largo de la historia de la literatura. Aquellas que no alcanzaron a publicar un libro o siquiera un cuento o un poema en alguna revista o periódico de la época y por qué es necesario hablar de las escritoras no olvidadas, sino invisibles. Detrás de cada autora publicada debe haber, por lo menos, una decena de contemporáneas que no encontraron un lugar en el canon. Y son autoras que nosotros mismos conocemos: aquella amiga o conocida que en la escuela hacía plaquettes artesanales y las regalaba o vendía a las compañeras de escuela, aquella otra que tiene un blog que comparte en sus redes sociales y aun así no cuenta con visitas. ¿Qué es lo que nos impide leer este tipo de literatura “informal” que, por su modo de difusión, pareciera una forma moderna de literatura oral, destinada a pasar “de boca en boca” y a vivir en la memoria de las personas que han tenido contacto con ella, misma que se borrará para siempre cuando no haya nadie que la recuerde o que la transmita? ¿Por qué estas obras no han alcanzado los requisitos para ser publicables? Tenemos que hacer un ejercicio de sinceridad. Muchas veces, estos textos no están lo suficientemente trabajados, corregidos, estandarizados. Otros motivos podrían ser la falta de contactos necesarios para tener una oportunidad de publicación. Porque, en esta época, no basta sólo con ser buena escritora (o constante o prolífica) para poder publicar, también se requiere tener buenas relaciones en el medio, conocer a las personas correctas y moverse en estos círculos que escogen, definen y aprueban las obras que pueden ser publicadas. ¿Y si una escritora no tiene contactos?, ¿y si una mujer que escribe carece de red de apoyo?, ¿dónde va a quedar su voz, sus letras, lo que ella necesita expresarle al mundo? ¡Cuántas veces tenemos la oportunidad de leer textos que una amiga nuestra, alguna compañera de escuela, vecina o pariente haya escrito y terminado! Por qué no adoptar esta manera de visibilizar, reconocer y consumir literatura escrita por mujeres, que es igual de valiosa y necesaria que la que podemos encontrar publicada por las editoriales que más circulan en el país y que encontramos en cualquier librería. Si en medio de todo el mar de literatura que se difunde y comparte a través de redes sociales, medios digitales e impresos, nos diéramos la oportunidad de hacernos un espacio de entre tantas mujeres que leemos para leer lo que escribe la amiga o persona cercana a nosotros a través de sus blogs, plaquettes o libros artesanales, aquella que aún no se llama a sí misma escritora o poeta. Creo que sería un ejercicio magnífico destinar un día a la semana o al mes para leer a todas estas mujeres que escriben incansablemente, sinceramente y casi anónimamente para darles cierta reivindicación en el mundo literario actual. Pienso que leer no tiene que ser una obligación, como muchas veces ya se ha dicho; pero también creo que requerimos darles una oportunidad a los textos informales, obras que no han podido llegar a la publicación formal. Al final de cuentas, están en el universo literario, aunque nadie los conozca. Las escritoras anónimas merecen una oportunidad para que su voz sea vista, contemplada, considerada y difundida. María del Carmen Sandoval vive paralizada la mayor parte del tiempo. Cuando logra descongelarse, escribe poesía y cuento. Aún sin libros publicados y con mucho miedo a escribir, aunque logra hacerlo en algunas ocasiones.