Javier Favela/La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. Ana Gabriela Guevara, medallista olímpica en Atenas 2004 y virtual directora de la Comisión Nacional del Deporte (Conade), hizo un llamado a desafiar la intolerancia y las ofensas misóginas. Al rememorar las constantes agresiones por su físico, por la musculatura que desarrolló ejercitándose, la exvelocista lamentó que la gimnasta bajacaliforniana Alexa Moreno haya sido insultada durante su participación en los Juegos de Río 2016 “por su aspecto físico, por su baja estatura, por no tener la cara más agraciada, por no entrar en el cliché de las gimnastas olímpicas de Rusia, de Estados Unidos o Canadá, por no encajar en el estereotipo de los comentaristas deportivos y de lo que el mundo quiere ver”. Alexa Moreno les dio una cachetada con guante blanco a quienes le hicieron bullying en las redes sociales, al ser la primera mexicana en lograr un pódium en el Mundial de Gimnasia 2018 como medallista de bronce en salto a caballo, ensalzó, al dictar la conferencia “Acciones afirmativas en contra de la discriminación a las mujeres”, ante militantes del Partido del Trabajo en Michoacán. En la sesión de preguntas y respuestas con la concurrencia, la actual diputada del PT relató el episodio de la camioneta Dodge Voyager que embistió su moto (una Harley Davidson) a la altura de la Marquesa a fines de 2016, arremetiendo tres sujetos en su contra. “Me tumbaron, me pegaron en las costillas, me tiraron al suelo y me patearon. Se me fracturó el hueso del ojo (señalando el maxilar superior). Gracias a Dios, terminó en una buena cirugía”. No ser de la borregada La exsenadora del PT reconoció que llegó a tener cierto rechazo infantil para participar en política. “¿Para qué chingados voto, si siempre gana el PRI”, se indignaba en su juventud. “Largo tiempo nos utilizaron, tomando otros las decisiones”, asumió. Comentó que dio su primer paso en política con Marcelo Ebrard, el jefe de gobierno de la Ciudad de México. Aseveró que, siendo atleta nacional en el extranjero, no tenía simpatía por ningún partido, aunque siempre le gustó la política, pero no lo podía decir porque la siguiente pregunta habría sido: ¿Por cuál partido? Llamó a la concurrencia a ser parte de la Cuarta Transformación, predicando con el ejemplo, sin convertirse en ese tipo de gente que le echa la culpa de sus problemas a Dios o al gobierno. Arengó a las mujeres a no estancarse en la borregada “como se dice popularmente”, a atreverse a perseguir sus sueños y a perder el miedo a equivocarse, a tomar al toro por los cuernos. La sonorense llamó a perseguir las metas personales en forma incansable. Dejó en claro que el tiempo perdido no va a regresar. La exsenadora advirtió que los logros nunca llegan solo por ley o por acuerdos, sino poniéndonos a trabajar para obtener el resultado deseado y decir: “Soy la número uno del mundo”. Dejó en claro que todo proyecto lleva tiempo y lleva madurez. Un árbol sembrado tarda años en dar frutos. “A mí el arroz rojo se me quemó muchas veces, hasta que le encontré el punto”. Y consideró que las respuestas más difíciles en los momentos cruciales de la vida se encuentran dentro de uno mismo. Muchas veces le preguntan ¿Qué hiciste para empezar a ganar?, contestándoles que la respuesta es muy simple: perdiendo.