AP/La Voz de Michoacán Nueva York. Cuando el notorio narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán era el prófugo más buscado en México, tras fugarse de la cárcel en 2001, se sorprendió al ver una motocicleta de la policía colocarse frente al automóvil que lo llevaba en los alrededores de la Ciudad de México. Su lugarteniente Jesús Zambada, quien iba al volante y era leal al capo, le dijo que no había nada que temer: tanto la motocicleta, como una patrulla de la policía que luego se colocó atrás, estaban allí para escoltarlo, no para capturarlo. La notoriedad de Guzmán y la corrupción pública que venía con ella fueron descritas el jueves de forma despreocupada y en ocasiones con detalles casi cinematográficos por Zambada, quien luego desertó del cártel, en el juicio que se le sigue a “El Chapo” en Estados Unidos por tráfico de drogas. El viernes entrará en receso y se reanudará el lunes con más testimonios de Zambada. En su segundo día de declaraciones en un tribunal federal de Brooklyn, Zambada describió el historial de ambición, artimañas y violencia del cártel de Sinaloa a medida que construía un imperio de tráfico de cocaína que ganó miles de millones de dólares al inundar el mercado en las ciudades grandes de Estados Unidos.