Héctor Tapia / La Voz de Michoacán. Morelia, Michoacán.-La decisión del Gobierno Federal de adelantar la liberación de los precios de las gasolinas, además de su impacto inflacionario injustificado en la economía nacional, acaba con la soberanía energética de la que gozó el país, todo en el contexto de una de las peores crisis económicas que se tenga memoria. Este golpe a la Autodeterminación Nacional comenzó con la Reforma Energética aprobada por el PRI y sus aliados en el PAN y en el Verde, que tienen una gran responsabilidad en los momentos que hoy padece toda la República, afirmó el dirigente estatal del PRD, Carlos Torres Piña. El líder del Sol Azteca destacó que lo que vive México es uno de los episodios más oscuros en su historia, estamos presenciando cómo se atan los precios de los combustibles a los designios del mercado de hidrocarburos de Texas, región que toma como indicador para fijar el costo de las gasolinas, más la enorme carga tributaria a la que han sido sometidos, explicó. Torres Piña detalló los criterios para la imposición de precios de las gasolinas por parte del Gobierno Federal a través de sus indicadores aprobados por la Secretaría de Hacienda: “Una referencia internacional que será un promedio del precio spot de la gasolinas menor de 92 octanos (equivalente a la magna), igual o mayor de 92 octanos (Premium) y el diésel que se registre en el sur de Texas (Houston), y que se publica en Plats US MarketScan, en USc$/galón”. Además de los costos de la logística de transporte y almacenamiento (CL), del punto de origen al destino y, los costos de distribución (CD), enumeró el líder perredista. Por si fuese poco, resulta que el incremento a las gasolinas es inconstitucional dada la diferenciación en el cobro del impuesto a cada una de ellas: no parece justo que al combustible más barato – magna- que consumen los vehículos más baratos, es decir las personas de menores ingresos, se le imponga un impuesto más alto (26.9% al litro), respecto del combustible más caro –Premium- (24.7%) que es consumido por los automovilistas con vehículos más caros; y menos aún que los transportes de carga y pasajeros, que usan diésel, se les imponga la tasa más alta de todas: 31.8%.