Arturo Molina/La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. Luego de un largo y costoso proceso, el agua tratada de la Planta de Atapaneo, a pocos kilómetros de la capital michoacana, se vuelve a reincorporar a las aguas sucias del Río Grande de Morelia, cuerpo que pese a los altos niveles de contaminación sigue su recorrido hasta el valle de Queréndaro y el Lago de Cuitzeo en donde encuentra múltiples usos. El río Grande lleva un caudal con 5 mil litros por segundo, cifra que varía, de la cual es tratada 1 mil 200 litros por segundo, lo que significa que es poco menos de la tercera parte del cuerpo de agua lo que se limpia en la planta. Según estimaciones de especialistas en la materia, el agua que corre por este río presenta hasta un 250 por ciento de contaminantes y agentes patógenos más elevado de los límites permitidos. El líquido termina siendo vertido en los campos de cultivo del Valle de Queréndaro, Álvaro Obregón y culmina su recorrido en el Lago de Cuitzeo. El área que es irrigada por el río Grande, abarca una extensión de casi 20 mil hectáreas y comprende parte de los municipios de Morelia, Tarímbaro y Álvaro Obregón con diferentes tipos de cultivos. Asimismo, el agua que llega aun con contaminantes al Lago de Cuitzeo repercute directamente en la calidad de los peces que alimentan a más de 15 mil pescadores de la región. Y es que a decir de las propias autoridades municipales, la planta ha sido rebasada en lo que respecta a su capacidad de tratamiento; actualmente puede tratar agua por el orden de los 1 mil 200 litros por segundo, no obstante hay ocasiones en que llega a tratar hasta 1 mil 400 litros por segundo. Incluso con el proyecto de ampliación que propone el municipio, no se alcanzaría a cubrirse la cantidad de agua que corre por este importante cause que irriga miles de hectáreas de hortalizas. La misma estructura de la planta está diseñada, para recibir agua con 270 niveles de Demanda Bioquímica de Oxígeno (DBO), a la cual tras un proceso de poco más de 8 horas a través de filtros para basura, tanques de sedimentación y cloración, egresa con un total de 20 niveles de DBO, la cual es apta para cultivos y la industria papelera de la zona, a ésta última le abastece hasta 500 litros por segundo.