Templo de Capuchinas, joya arquitectónica en pie desde el siglo XVIII, pese al tiempo e incendios

La Voz de Michoacán. Las últimas noticias, hoy.

Foto: Víctor Ramírez. El conjunto arquitectónico perteneció a la Orden de las Hermanas Clarisas Capuchinas.

Héctor Jiménez / La Voz de Michoacán

 

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Morelia, Michoacán. Si a un moreliano se le pregunta por la ubicación de la Parroquia del Sagrario Metropolitano, es muy probable que no sepa de cuál edificio se trata, pero todo cambia si se le pregunta por el Exconvento de las Capuchinas, también conocido simplemente como Templo de Capuchinas, uno de los inmuebles religiosos que se mantiene en pie desde el siglo XVIII y que hoy es visitado por su plazuela y su jardín contiguo.

De acuerdo con información de la Arquidiócesis de Morelia, el origen de esta edificación se remonta al ya mencionado siglo, cuando existía “a extramuros de la población, una pequeña capilla en donde se veneraba la imagen de la Virgen de Cosamaloapan” y el gobierno diocesano la ofreció en donación para que a un lado suyo se construyera un convento para monjas capuchinas, hijas de caciques.

Según información del área de turismo del gobierno del estado, “este conjunto arquitectónico perteneció a la Orden de las Hermanas Clarisas Capuchinas y estaba destinado a las hijas religiosas de los caciques indígenas de la región, ya que no podían entrar a los mismos conventos que las mujeres españolas o criollas”.

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Foto: Víctor Ramírez.

 

Los archivos de la Arquidiócesis también señalan que la “fundación” del sitio quedó asentada en 1734, mientras que en 1737 aconteció unode los hechos más recordados en la época en la antigua Valladolid, cuando las religiosas del monasterio de Corpus Christi de México fueron conducidas a su nueva morada. Otras fuentes refieren que un incendio consumió el altar mayor original, pero se pudieron rescatar otros tres de los altares de estilo churrigueresco, en tanto que algunos de los elementos originales del centro religioso siguen estando en resguardo en la red de iglesias de Morelia.

Los datos del gobierno del estado también apuntan a que el edificio no tenía las características distintas para funcionar como un convento, por lo cual se le aplicaron diversas remodelaciones y finalmente fue demolido a inicios del siglo XX para dar paso a una edificación de estilo neoclásico. En el año 2015, La Voz de Michoacán reportó que un nuevo incendio afectó al centro religioso. En esta ocasión se trató de un incidente menor que dañó la puerta principal que hasta la fecha todavía se encuentra en restauración y en su lugar se ubica una réplica impresa en papel.

 

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Actualmente, la sola palabra “capuchinas” sirve a lo morelianos para ubicarse en la zona sur del Centro de la ciudad, entre las calles Ortega y Montañez, esquina con Andrés del Río. Es uno de los puntos más concurridos del Centro Histórico porque abarca la ruta para llegar al Mercado Independencia, el centro popular de venta más importante de la ciudad.

Cientos de morelianos se dan cita diariamente en la plazuela y en el jardín contiguo al centro religioso, entre estos dos espacios se puede observar a familias paseando, ciudadanos que atienden su actividades diarias, miembros de los grupos de scouts de la ciudad que se reúnen en la fuente cercana al templo. Todas las inmediaciones son ocupadas por establecimientos comerciales, desde cadenas de comida rápida o tiendas de conveniencia a pequeñas paleterías.

Capuchinas es sinónimo de una zona de venta. En contraste, es poco el tránsito vehicular que se ve en la zona. La calle Andrés del Río casi se ha vuelto una vialidad peatonal, pues desde avenida Lázaro Cárdenas son pocos los vehículos que toman esta ruta debido a la gran cantidad de vendedores irregulares que ocupan la calle.

 

Foto: Víctor Ramírez.

 

Los pocos vehículos que avanzan por esta vialidad van con el velocímetro en sus líneas más bajas, evitando dar un golpe a los peatones o los vendedores que se cumulan en las banquetas o bajan deliberadamente al arroyo vehicular ante la invasión de las aceras por parte de los comerciantes establecidos. Esta zona es también el escenario donde ha quedado demostrada la incapacidad de la autoridad municipal para regular e inhibir el comercio informal. En las calles cercanas ha habido agresiones de vendedores en contra de inspectores y policías municipales.

La torre del edificio religioso y su antiguo objetivo de ser un convento contrasta hoy con el ruido y el desorden que se desborda en la zona. Vendedores empujando carretillas anuncian sus productos. Un grupo de inspectores municipales tímidamente llegan a la zona, en los próximos minutos podrán ser insultados, golpeados y expuestos en las redes sociales.