Héctor Jiménez / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. En los últimos cuatro días se vivió el “festival de la carne”, el carnaval. Miles de personas se reunieron el pasado sábado en la avenida Madero y vieron desfilar a decenas de toros de petate, entre música, confeti y baile. En los siguientes días, los recorridos siguieron en las colonias populares. Entre las calles de Morelia, a altas horas de la noche, todavía se escuchaba el sonido de las bandas de vientos. Pero hoy hay silencio. En la entrada de la catedral metropolitana un letrero avisa “Cada 15 minutos habrá disposición de ceniza”. Poco a poco van llegando decenas de creyentes católicos. Son madres de familia que llevan de la mano a sus hijos que acaban de salir de clases, padres que pudieron desprenderse unas horas del trabajo, estudiantes universitarios, adultos mayores, policías que todavía llevan el uniforme puesto. Un servidor público que todavía porta la camisa de la dependencia en la que trabaja. Son miles de michoacanos que formarán parte del miércoles de ceniza, uno de los rituales más solemnes de la religión católica. Este 2019 la fecha llegó en medio de una ola de calor que azota a la capital del estado. Al llegar a la catedral metropolitana, las personas se quitan los sombreros, las gorras y los lentes obscuros. En unos momentos, la ceniza depositada en su cabeza saldrá a recibir los rayos del sol de las dos de la tarde. Por ahora, el gran palacio de estilo barroco es un refugio de las altas temperaturas que se sienten en el exterior. Se activan las bocinas del recinto religioso. El seminarista Noé Bonaparte llama a los presentes a ponerse de pie para iniciar el procedimiento de imposición de la ceniza. Se lleva a cabo una oración y una reflexión. De acuerdo con la religión católica, el “Miércoles de ceniza” marca el fin del carnaval e inicia el primer día de la Cuaresma, un proceso de 40 días de preparación antes del “Domingo de Ramos”. “¿Qué sentido tiene la cuaresma?”, pregunta el seminarista, “la cuaresma es un llamado dela Iglesia y una oportunidad para que podamos acercarnos a dios. Debemos eliminar el pecado para poder entrar en contacto con dios. La cuaresma nos invita a tener tres actitudes, el ayuno, la oración y la caridad”. A continuación explica que el ayuno es recomendable únicamente para mayores de 16 años y menores de 59 y tiene como fin que “no estemos tan anclados en los bienes materiales”. Añade que la caridad está orientada a tener un espíritu de ayuda hacia las personas que lo necesitan, y finalmente la oración busca el acercamiento al dios católico. “Dios creó al hombre del polvo de la tierra. El tiempo de cuaresma debe alentarnos a esto, a que nosotros podamos tener un cambio en nuestra vida. La cuaresma es un llamado, pero si nosotros no cambiamos nuestras actitudes, en balde recibimos la ceniza”, advierte el seminarista a las decenas de personas reunidas en la catedral moreliana. Tras ello, se expresan una serie de peticiones, la primera es para que dios no juzgue a los feligreses por sus pecados, la segunda habla de que la comunidad pueda tener una conversión verdadera, en tercer lugar se pide por la fraternidad, posteriormente se pide la conversión de las personas que producen las condiciones de inseguridad e inestabilidad del país. La última petición es para los enfermos y los que sufren. Se hacen cuatro filas y los feligreses se forman para recibir la ceniza y escuchar las palabras “Polvo eres y en polvo te convertirás”. Mientras se escuchan los canticos “Caminaré en la presencia del señor”, el ritual sigue su curso en completo orden. Algunas personas que acaban de llegar se unen a una fila lateral. Algunos de los que ya han recibido la ceniza, se arrodillan para orar. Las madres tranquilizan a sus hijos. Los seminaristas esperan a los feligreses que aún alcanzan a llegar con prisas al pie del altar. Todo el proceso ha sido breve, ha durado apenas ocho minutos. Pero para algunos feligreses la vida cotidiana no puede esperar. El servidor público que porta la camisa de la dependencia donde trabaja, recibe una llamada y responde incluso antes de cruzar la puerta de la catedral. Los demás creyentes voltean a verlo con molestia. Sale al calor de la tarde. Hace unos minutos el seminarista Bonaparte habló de ayuno, de oración, caridad y desprenderse de los bienes materiales. El funcionario sale a la Plaza Benito Juárez, donde está apostada la tradicional venta de Miércoles de Ceniza, con frituras, antojitos, postres, aguas frescas, lentes obscuros en oferta, sombreros y “rosas para la novia”, dice uno de los vendedores.