Emiliano Martínez Coronel Las precampañas para la Presidencia de la República concluyeron hace algunos días y la mayoría de las encuestas ubican a Andrés Manuel López Obrador en Primer lugar; en segundo lugar, a Ricardo Anaya; y en tercer lugar, a José Antonio Meade. Los periodos de precampaña poco aportaron a los ciudadanos sobre el ideario y programa de cada candidato, cierto; se trataba de que convencieran a sus electores internos para ser legitimados en sus procedimientos internos, y ser formalizados como candidatos de cada coalición. Aún así, todo lo que los precandidatos hicieron fue dirigido a todos. Se difundió tal como si fuera una campaña; por tal razón, es que considero que no se aportó demasiado al debate público. De las ideas poco se dijo de los programas y más bien parecieron pleitos de poca monta y no verdaderos actos preparatorios de una campaña por la titularidad del Poder Ejecutivo. Pírrico fue lo que mostraron de sus propuestas los precandidatos. Tampoco los independientes fueron capaces de presentar un plan articulado para que los electores puedan decidir. Falta la campaña, en esta etapa deben difundir entre los potenciales votantes los programas y propuestas para que estén en condiciones de decidir por quién emitir su voto el día primero de julio. No preocupa que no afloren las ideas, lo preocupante es que el entorno político se muestre beligerante y pueda provocar una confrontación mayor. La violencia política está desatada. En este ambiente de violencia resultan muy desafortunadas las declaraciones de John Ackerman, quien desde Oaxaca declaró: “La única manera de que haya un cambio pacífico es con López Obrador. Si nos vuelven a robar la elección, va a haber chingadazos”. Dichas declaraciones sólo han venido a complicar el panorama electoral que presenta altas dosis de violencia. Desafortunadamente lo seguidores de López Obrador se han contagiado del discurso de la desconfianza de su candidato, y una clara muestra son esas declaraciones de unos de sus colaboradores cercanos. AMLO no duda en descalificar a quien no piense como él; su mejor forma es llamar “parte de la mafia del poder” a quien se atreve a cuestionarlo, o enviados de Peña Nieto, a quien no comulga con sus propuestas. Los que están con él, están en lo correcto, los que no, son parte de un sistema y de una estrategia de complot en su contra. La violencia electoral cunde y puede contaminar todo el territorio nacional, y en gran medida la responsabilidad es de los candidatos. Es tiempo de que se serenen todos los candidatos, principalmente López Obrador. No pueden iniciar campaña en ambiente de violencia, porque los mexicanos estamos hartos de la violencia y de la inseguridad como para que todavía nos pongan más escenarios de esa naturaleza. La contienda tiene que ser civilizada. Se trata de que después del 1° de julio todos estemos trabajando y en unidad. El discurso debe ser de paz, de reconciliación y de trabajo, no de violencia. Los candidatos deben preparar sus militantes para que blinden la elección, que no se digan despojados de triunfos que no obtuvieron. El que gane debe ser reconocido, pero desde ahora la autoridad electoral debe dar paso a un pacto de civilizada entre los candidatos. Además, los ciudadanos, debemos desterrar las malas prácticas de comunicación con noticias falsas y el uso de redes sociales solo para descalificar de manera burda y violenta. No hay una regulación de redes que impida este fenómeno, pero es posible no admitiendo perfiles violentos, con palabras soeces y hasta intimidatorias de los demás cibernautas. Ni violencia ni discursos del miedo. Los candidatos deben ir a las propuestas y hacer de las campañas algo ejemplificante. No se debe permitir que sus militantes ejerzan ningún tipo de violencia, ni los deben tolerar. Vamos a someternos todos al imperio de las leyes, y generemos una campaña de propuestas, de debate. La responsabilidad es de candidatos y autoridades en primer término, pero solo corresponsables nosotros como ciudadanos. No a la violencia electoral, esa debe ser la consigna. No votar por quien aliente la violencia o a través de sus militantes y seguidores. Merecemos paz y el proceso electoral no debe ser motivo de desestabilización. En este propósito López Obrador tiene la palabra. emartineziv@hotmail.com