Abusos sexuales en Guam callados por décadas por los más altos jefes católicos

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Foto: Agencias.La arquidiócesis de Guam dijo que no sabe dónde está y su abogado ignoró reiterados pedidos de comentarios.

Michael Biashaeker, AP/La Voz de Michoacán

Agat, Guam.  Mientras que en el resto del mundo estallaban escándalos en torno a abusos sexuales de curas, el tema se mantuvo en secreto en Guam por generaciones e involucró al mismo jefe de la jerarquía católica.

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Durante décadas religiosos que cometieron abusos controlaron el poder en una cultura de impunidad encabezada por un arzobispo que figura ahora entre los acusados. Anthony Sablan Apuron fue condenado en un juicio secreto en el Vaticano y suspendido en el 2016, tras lo cual se eliminaron muchas de las restricciones que había a la denuncia de abusos.

Más de 200 ex monaguillos, estudiantes y boy scouts están demandando a la arquidiócesis de Guam por los abusos sexuales de 35 clérigos, maestros y jefes de boy scouts en la esperanza de que se haga justicia. La arquidiócesis se acogió a una protección de acreedores este año ya que calcula que puede ser obligada a pagar al menos 45 millones de dólares y los sobrevivientes tienen hasta el 15 de agosto para solicitar un acuerdo económico.

Miles de páginas de documentos analizadas por la Associated Press y numerosas entrevistas revelan una historia de abusos sistemáticos que datan de la década de 1950 y una reiterada colusión de curas depredadores. Siete hombres acusaron públicamente a Apuron de abusos sufridos de niños, incluido su propio sobrino.

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El arzobispo, que tiene hoy 73 años, niega las acusaciones, pero en abril el Vaticano reveló que el papa Francisco había aceptado las conclusiones de un juicio secreto de la iglesia en el que fue hallado culpable de delitos sexuales contra menores.

“Pensaba que era intocable, más poderoso que el gobernador” de este territorio estadounidense, afirmó Water Denton, un ex sargento del ejército estadounidense que dice haber sido violado por Apuron hace 40 años, cuando era monaguillo.

Si bien Apuron fue separado de su ministerio público y en la práctica exiliado, sigue siendo obispo y recibe un sueldo mensual de 1.500 dólares de la iglesia. La arquidiócesis de Guam dijo que no sabe dónde está y su abogado ignoró reiterados pedidos de comentarios. La AP descubrió que hace poco se anotó para votar en Nueva Jersey, pero los ocupantes de la dirección que puso dicen que no lo conocen.

Ningún miembro del clero católico de Guam ha sido juzgado por delitos sexuales, incluido Apuron. Se dice que unos archivos secretos de la iglesia que podrían haber suministrado pruebas fueron quemados. Y a diferencia de decenas de arquidiócesis de Estados Unidos, Guam no ha suministrado una lista de curas sobre los que la iglesia cree que pesan denuncias de abusos sexuales verosímiles.

Leyes de la iglesia estipulan que los obispos y arzobispos deben mantener archivos de las denuncias de abusos sexuales, pero el nuevo arzobispo, Michael Jude Byrnes, dijo que su predecesor no le dejó nada. No pudo explicar por qué, pero comentó que escuchó rumores de que hubo una “gran fogata” afuera de la cancillería antes de que Apuron se fuera.

“Es algo horrible”, dijo Byrnes. “Los pecados de los padres los heredan los hijos. Es importante que la iglesia de Guam enfrente este mal que encontramos y que admitamos nuestra responsabilidad”.

El catolicismo está muy arraigado entre la población indígena de Guam, los “chamorros”. Cuatro de cada cinco habitantes de la isla son católicos. Muchas calles de esta antigua colonia española de 165.000 habitantes llevan los nombres de obispos y sacerdotes, incluidos los de algunos acusados de haber cometido abusos.

Los hermanos Tomás y Ramón de Plata radicaron una demanda en la que dicen haber sido violados por más de un cura. En marzo de 1964, dicen los hermanos, Apuron, por entonces un seminarista que no había cumplido 20 años, se quedó a dormir en la rectoría. Ramón cuenta que hacia la medianoche ingresó a la habitación del sacerdote en busca de un baño y vio a Apuron y a otro cura teniendo relaciones sexuales con un compañero suyo de la escuela. Ramón dice que el futuro arzobispo se levantó de la cama y le puso una mano en un hombro.

“Me insinuaba que me fuese con ellos”, dijo Ramón, quien hoy tiene 65 años y es un militar retirado. “Le dije, ‘¡no me toque!’”.

Denton dijo que de monaguillo, a los 13 años, soñaba con ser cura, igual que el padre Tony. Por eso se sintió privilegiado en la primavera de 1977 cuando el padre Tony lo invitó a pasar la noche previa a la misa dominical en la rectoría. Agregó que cuando se despertó, estaba boca abajo en la cama, con sus piernas abiertas y el cura encima suyo.

“Grité. Le imploré al padre Tony ‘¡déjeme!, ¡déjeme!’”, dijo Denton, quien hoy tiene 55 años.

Denton le contó a su madre lo sucedido y ella dijo que lo había inventado. Luego Denton se lo comentó a otro monaguillo mayor que él, quien le dijo que Apurón también había abusado de él. Denton aseguró que ambos informaron a otro sacerdote, pero que el hombre no hizo nada y más tarde se supo que él también era un abusador.

Cuando el arzobispo de Guam falleció en 1985, Apuron fue nombrado rápidamente como su sucesor. Con él a cargo, los curas pedófilos recibieron protección desde la misma cúpula de la iglesia.

En agosto del 2015, Denton denunció su violación al superior de Apuron, el nuncio apostólico para el Pacífico. Escribió una carta de cuatro páginas al papa Francisco y el Vaticano inició una investigación. Pasaron varios meses sin novedades.

En mayo del 2016, un sobreviviente de abusos en Guam acusó públicamente a Apuron de haber abusado de él. Cansado de esperar, Denton informó a la iglesia que él también haría la denuncia en público. Un día antes de la conferencia de prensa que había programado, el papa Francisco suspendió a Apuron.

En un comunicado escrito de abril, luego de que el pontífice rechazó su apelación, Apuron insistió en su inocencia y dijo que la decisión de la iglesia equivalía a una condena a muerte.

Denton sigue pensando en lo que le pasó todos los días, pero luego de alejarse de la iglesia por décadas, este antiguo monaguillo está yendo a misa de nuevo.

“La gente me pregunta, ‘Walter, ¿qué estás haciendo?’”, dijo Denton. “Les respondo que estoy bendecido. Dios me ha bendecido”.