Redacción / La Voz de Michoacán Ciudad de México. En América Latina, la pandemia por la COVID-19 abrió un nuevo rostro de la desigualdad, porque las tecnologías digitales son esenciales y hay millones de personas que no tienen internet, dispositivos móviles, ni están capacitados para usarlos, dijo la secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena. El internet “es esencial”, nadie puede quedarse atrás, por eso los gobiernos deben apoyar a la población más vulnerable y darle ese servicio como se dan otros. La “brecha digital de las tecnologías digitales es el nuevo rostro de la desigualdad”, explicó Bárcena durante la presentación de Perspectivas Económicas de América Latina 2020, que elaboraron la OCDE, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el Banco de Desarrollo para América Latina (CAF) y la Unión Europea. En la presentación —donde estuvo acompañada del secretario general de la OCDE, José Ángel Gurría, así como de los presidentes de Colombia, Iván Duque, y de Ecuador, Carlos Alvarado— Bárcena afirmó que el 46 por ciento de los niños de entre 5 y 12 años no tienen internet. “El 46 por ciento de los niños y niñas de entre 5 y 12 años viven en hogares que no están conectados a internet, es decir, no pueden hacer telecomunicación, están perdiendo un año de su vida educativa; 32 millones de niños y niñas están excluidos de la educación telemática”, explicó. Es importante reconocer que “las tecnologías digitales han probado ser esenciales para enfrentar la pandemia; sin embargo, la estructura social y productiva en Latinoamérica no está lo suficientemente madura porque se generan riesgos en términos de desigualdades, inclusión social y estabilidad de las instituciones”. En la región hay 40 millones de hogares que no tienen conectividad y la mitad de esa población está en los dos quintiles más pobres. “La COVID ha mostrado brechas muy estructurales, altos niveles de informalidad, con 54 por ciento de trabajadores con grandes limitaciones en el tema de capacidades, sólo 21 por ciento de los trabajadores puede laborar desde su domicilio, no tienen acceso a internet ni dispositivos o les faltan habilidades”, comentó. El aumento en el uso de las tecnologías digitales es una revolución que cambia “modelos de producción y consumo y revolucionaran los sistemas de educación y de trabajo, pero puede ser un nuevo rostro de desigualdad, la desigualdad que define a Latinoamérica y el Caribe”.