Una bomba explotó ayer lunes en una furgoneta que trasladaba a empleados de Naciones Unidas en el norte de Somalia, matando a al menos 10 personas e hiriendo a muchos otros, dijeron policías y funcionarios de ONU. El grupo Al-Shabab, vinculado a al-Qaeda, reclamó la autoría del ataque según la emisora de la milicia, Andalus. Entre las víctimas del ataque en Garowe, la capital de la región semiautónoma de Puntland, había tanto somalíes como extranjeros, dijo el coronel Ali Salad, alto cargo policial de Puntland. Una empleada de la ONU en Garowe, que insistió en hablar bajo anonimato, dijo que la mayoría de las víctimas eran extranjeros que trabajaban para el organismo. El personal viajaba a primera hora de la mañana en un autocar que pertenecía a la agencia para la infancia de la ONU, UNICEF, agregó. El representante de la ONU para Somalia, Nicholas Kay, dijo en un mensaje en Twitter que está “conmocionado y consternado por la pérdida de vidas”. Al parecer la bomba estaba situada bajo uno de los asientos y fue detonada por control remoto, según dijo el agente de la policía somalí Yusuf Ali.