AP / La Voz de Michoacán Ciudad de México. El líder boliviano Evo Morales pidió el jueves a la ONU que participe, potencialmente junto con el papa Francisco, como mediador para resolver la crisis política en su país. En entrevista con The Associated Press en la Ciudad de México, Morales dijo que en los hechos él todavía es el presidente porque la Asamblea Legislativa de Bolivia no ha aceptado ni rechazado su renuncia, la cual presentó luego de semanas de protestas en su contra tras las elecciones presidenciales y horas después de que el jefe del ejército le sugiriera dejar el cargo. La asamblea tiene que rechazar o aprobar la renuncia. Hasta ahora no aprobaron ni rechazaron”, dijo el político, quien sostiene que hubo un “golpe de Estado” en su contra, algo que sus opositores rechazan. “Si no aprobaron ni rechazaron puedo decir que sigo (siendo) presidente”. Para Kathryin Ledebur, analista de la Red Andina de Información en Bolivia, Morales tiene razón. Una carta de renuncia tiene que presentarse, ser analizada y aceptada en el pleno antes de que haga efecto”, dijo a la AP. “¿Pienso que Evo quiere regresar y ser presidente? No lo creo. ¿Quiere jugar con ellos? Sí. Quiere que sigan adivinando”. Tres días después de llegar a México en calidad de asilado político, dijo que ha recibido información desde Bolivia de que miembros de la tropa de las fuerzas armadas planean “rebelarse” contra sus superiores por haberse pronunciado en su contra, aunque no dio más detalles. Uno de los momentos más dramáticos que ocurrieron el domingo pasado fue la aparición en televisión del jefe del Ejército, Williams Kaliman, quien luego de horas de tensión sugirió a Morales abandonar su cargo. Poco después el presidente anunció su renuncia. Hoy, el exlíder cocalero se dijo “sorprendido con esa traición del comandante en jefe de las fuerzas armadas”. Morales, quien gobernó Bolivia casi 14 años, exhortó a sus seguidores que se manifiestan en la nación andina a que actúen con calma y dialoguen. Quiero decirles que vamos a tener que recuperar la democracia, pero con mucha paciencia, con lucha pacífica”, dijo, y agradeció a sus seguidores el apoyo. Insistió que está dispuesto a volver a su país si con eso contribuye a traer paz, aunque admitió que en este momento no hay ninguna “garantía” para su retorno. Reconoció la decisión del secretario general de la ONU, António Guterres, de nombrar al diplomático Jean Arnault como su representante para ayudar a buscar una solución en Bolivia. Tengo mucha confianza en la ONU”, afirmó Morales. Sin embargo, pidió que el organismo sea “mediador, no solamente facilitador, acompañado tal vez por la Iglesia católica, y si hay que reunir al papa Francisco, integrémoslo”. La senadora opositora Jeanine Áñez se declaró esta semana presidenta interina de Bolivia y ha comenzado a recibir el respaldo de algunos gobiernos de la región, incluidos Estados Unidos, Guatemala y Colombia. Para Morales, Washington “es el gran conspirador” del “golpe de Estado” que sostiene sufrió. Afirmó que el actual encargado de negocios estadounidense, Bruce Williamson, envío a algunos de sus funcionarios al interior de Bolivia para pedir a la gente que no lo respaldaran y a cambio los apoyaría con caminos pavimentados, aunque no presentó ninguna evidencia. Williamson es el diplomático estadounidense de mayor rango en el país sudamericano desde la expulsión a finales de 2008 del embajador Philip Goldberg por supuesta injerencia en asuntos internos, acusación que Washington ha negado. Morales mantiene una relación tensa con la Casa Blanca. Durante su gobierno también expulsó a la agencia antidrogas, DEA, y a la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés), mientras que Washington le canceló a Bolivia unas preferencias arancelarias para textiles bolivianos. La oposición boliviana sostiene que hubo fraude en los comicios del 20 de octubre, en los cuales Morales se declaró ganador. Una auditoría de la Organización de los Estados Americanos encontró irregularidades generalizadas. Añez, que hasta hace unos días era la segunda vicepresidenta del Senado, afirmó más temprano que Morales no podía participar en nuevas elecciones, pero sí su partido Movimiento al Socialismo (MAS). Morales modificó la política en esta nación gobernada por descendientes de europeos de piel clara al revertir la desigualdad profundamente arraigada. La economía se benefició de un auge en los precios de los productos básicos, y a través de una nueva Constitución se estableció un nuevo Congreso con escaños reservados para los grupos indígenas de Bolivia. Al mismo tiempo, el mandatario permitió el autogobierno de todas las comunidades indígenas. Aunque algunos simpatizantes suyos quedaron desencantados por su insistencia en aferrarse al poder, Morales sigue siendo popular, especialmente entre los indígenas aymara, etnia a la que pertenece.