WASHINGTON — El calentamiento global probablemente está incidiendo más de lo que se suponía en las llamadas zonas muertas en océanos, lagos y ríos del mundo, y no hará sino empeorar, según un nuevo estudio. Una zona muerta se produce cuando el vertido de fertilizantes sobrecarga las vías acuáticas de nutrientes, como nitrógeno y fósforo. Eso desemboca en una explosión de microbios que consumen y agotan el oxígeno, lo que daña la vida marina. Los científicos saben desde hace tiempo que una mayor temperatura en el agua agrava el problema, pero un nuevo estudio publicado el lunes en la revista Global Change Biology por investigadores del Instituto Smithsonian halló unas dos docenas de modos —biológicos, químicos y físicos— en que el cambio de clima empeora el agotamiento del oxígeno. "Hemos subestimado el efecto del cambio climático en las zonas muertas", afirmó el autor central del estudio, Andrew Altieri, investigador en el centro tropical del Smithsonian en Panamá. Los investigadores estudiaron 476 zonas muertas en el mundo, 264 de ellas en Estados Unidos. Hallaron que los modelos computarizados pronostican que, en promedio, la temperatura en torno a esas zonas muertas habrá aumentado en poco más de 2 grados centígrados (unos 4 Fahrenheit) desde las décadas de 1980 y 1990 hasta fines de este siglo. El calentamiento más grave pronosticado es de casi 4 grados centígrados (7 F) donde el río St. Lawrence desemboca en el océano en Canadá. Las zonas muertas más agudas de Estados Unidos —el Golfo de México y la Bahía Cheseapeake_, aumentarían 2,3 centígrados (4 F) y casi 2,7 centígrados (5 F) respectivamente. El agua más cálida contiene menos oxígeno, lo que agrava el problema del vertido de fertilizantes, advirtió el coautor Keryn Gedan, del Smithsonian y la Universidad de Maryland. Pero el agua más cálida también afecta las zonas muertas al separar más las aguas, de modo que las que están más profundas y escasas oxígeno se mezclan menos. "Es como un aderezo italiano para ensaladas que uno no ha sacudido, en el que el aceite y el agua se mantienen separados", ejemplificó Altieri. Cuando el agua se calienta, aumenta el metabolismo de la vida marina, lo que le exige más oxígeno justo cuando los niveles de este gas están decayendo. Otros modos en que el cambio climático afecta las zonas muertas incluyen veranos más largos, acidificación oceánica y alteración de las pautas eólicas y de las corrientes marinas, dice el estudio. Donald Boesch, un ecólogo de la Universidad de Maryland que no participó en el estudio y que trabaja en un departamento distinto al de Gedan, dijo que no hay pruebas suficientes para afirmar que el cambio climático ha desempeñado un papel tan drástico en la propagación de las zonas muertas. Sin embargo, sí reconoció que el estudio está probablemente acertado al advertir que el calentamiento futuro agravará el problema todavía más.