Agencias / La Voz de MichoacánDonald Trump dejará de ser presidente de Estados Unidos el próximo 20 de enero, sin importar que se aferre a sus falsas alegaciones de fraude electoral masivo y otras teorías conspirativas. Las demandas que él y su equipo de campaña han presentado para tratar de invalidar resultados electorales han fallado una y otra vez por falta de mérito y pruebas, y tras el voto formal de los miembros del Colegio Electoral, que ratificaron el resultado del 3 de noviembre, Joe Biden es claramente el presidente electo. Pero Trump no ha reconocido su derrota, lo que ha desatado confusión y caos al interior de la Casa Blanca en relación a lo que él podría o no hacer en sus últimas semanas en el poder. Así, de acuerdo a Politico, el personal de la Oficina Presidencial en la Casa Blanca recibió un email el martes en el que se les informaba que deberían “comenzar a abandonar” sus espacios de trabajo a partir de la semana del 4 de enero de 2021. El mensaje provenía de la Oficina de Administración de la Casa Blanca e incluía instrucciones al personal como que retiraran sus cosas de sus espacios de trabajo, “limpiaran su refrigerador y su microondas” y devolvieran toda la papelería con sello de la Casa Blanca. También se les informaba sobre cuestiones de recursos humanos, nómina y beneficios, ética, seguridad y otros aspectos. Ese mensaje dejaba claro lo que Trump y su entorno no han querido aceptar: que su administración termina el 20 de enero y que el trabajo de sus colaboradores en la Casa Blanca también concluye ese día. Pero la mañana del miércoles esa misma oficina envió a su personal un nuevo mensaje, que señalaba que no se hiciera caso al email anterior y que “información actualizada será compartida en los próximos días”. Eso podría ser interpretado en una lógica pro trumpista como que no todo está perdido y que la presente administración podría perdurar después del 20 de enero. Aunque es una mera fantasía sin sustento alguno, pero que posiblemente le provea algunos beneficios anímicos a Trump y sus acólitos. Y también se afirma que algunos obstinados legisladores republicanos podrían objetar la certificación del triunfo de Biden que el Congreso procesará el próximo 6 de enero, pero ello no sería sino, nuevamente, otro desplante sin fundamento y meramente un recurso para mantener la teatralidad y alimentar las obsesiones de Trump y sus simpatizantes. Biden ganó la elección y asumirá la presidencia el 20 de enero, aunque Trump sea incapaz de aceptarlo y se aferre a una realidad falsa de la que, cabe señalar, está lucrando sustancialmente gracias a los millonarios donativos “para combatir el fraude electoral’ que ha recibido de sus seguidores. Con todo, se ha alzado la pregunta de qué pasará si Trump se niega a dejar el poder y la Casa Blanca el 20 de enero. De acuerdo a The Daily Beast, el Servicio Secreto –agencia encargada de la seguridad presidencial– no tendría un plan para enfrentar esa posibilidad. Fuentes que optaron por mantener el anonimato pero que tendrían conocimiento de los planes de contingencia del gobierno federal le dijeron al citado portal que se estarían considerando algunos asuntos. El primero es la cuestión de quién es el presidente legítimo. Es claro que el 20 de enero de 2020 lo será Joe Biden, algo que es actualmente ya evidente y que quedará definitivamente sellado tras la certificación de la elección que hará el Congreso el 6 de enero. Esa cuestión, por tanto, tiene una solución obvia: el 20 de enero será Biden el jefe de estado y desde poco antes se comenzará a instruirlo, en cuestiones críticas como el portafolio con el sistema de códigos de autorización para el uso de armamentos nucleares, que quedará activado con las credenciales que elija Biden al momento en que asuma la presidencia. Las Fuerzas Armadas dejarán ese día de recibir órdenes de Trump y quedarán bajo el mando del presidente Biden. Con ello claro, la otra cuestión permanece: ¿qué se hará ese día si el expresidente, para entonces Trump, se niega a dejar la Casa Blanca? The Daily Beast plantea algunos escenarios curiosos, como Trump negándose el 20 de enero a levantarse del escritorio de la oficina oval en un desplante infantiloide. Ante ello, algunos entrevistados por ese portal sugirieron que se den conversaciones entre el jefe de gabinete e incluso con Ivanka y los otros hijos de Trump para que lo convenzan de que se vaya. También se sugiere que el 19 de enero se instruya al personal saliente para que no regrese a la Casa Blanca al día siguiente y que el Partido Republicano se aparte de toda noción de continuidad de la administración saliente para que, en ese caso, un solitario Trump no tenga margen de maniobra. En todo caso, la lealtad del Servicio Secreto y de las fuerzas armadas estará con Biden a partir del 20 de enero y aunque los militares, según se ha indicado, no tendrán ningún rol en el escenario de que Trump se aferre a la Casa Blanca, un exagente del Servicio Secreto comentó a The Daily Beast que si el para entonces expresidente Trump se resiste a irse, su presencia en la Casa Blanca sería ilegal y por ello se le “escoltaría” hacia la calle. Por lo pronto, Trump ha viajado a su residencia de Mar-a-Lago, Florida, y se dice que de aquí al 20 de enero aún tiene un menú de desplantes por realizar, y ya ha comenzado con decisiones punzantes como perdonar a guardias privados estadounidenses sentenciados por haber perpetrado una masacre de civiles inocentes en Irak o amenazar con vetar los presupuestos y el esquema de alivio financiero para ayudar a los estadounidenses a sobrellevar la crisis económica provocada por el covid-19. Si negarse a dejar la Casa Blanca será su berrinche final es incierto, pero lo que sí es clave es que la resistencia de Trump a respetar la institucionalidad republicana y aceptar el resultado democrático de las pasadas elecciones es en sí dañino para el país. Si él se empecina en decir que él ganó la elección se debe, cabe suponer, a que está atrapado en sus propias elucubraciones y/o a que ha hallado un beneficio personal en persistir en esa falacia.