Notimex / La Voz de Michoacán Ciudad del Vaticano, 29 Mar.- El predicador de la Casa Pontificia, Raneiro Cantalamessa, criticó hoy la burocracia y los resabios del pasado que impiden llevar el mensaje de la Iglesia católica a los hombres de la sociedad actual. Ante el Papa Francisco y más de cuatro mil fieles congregados en la Basílica de San Pedro del Vaticano, el sacerdote franciscano pronunció la tradicional predicación del Viernes Santo, durante la ceremonia de la Adoración a la Santa Cruz. En su homilía citó un cuento de Franz Kafka en el cual un mensajero no puede sacar el importante mensaje de un rey muerto porque no logra escapar de un castillo imperial repleto de escaleras, patios, galerías y jardines laberínticos. "Debemos hacer lo posible para que la Iglesia no se convierta jamás en aquel castillo complicado y molesto descrito por Kafka, y su mensaje pueda salir de ella libre y alegre como cuando inició su recorrido", dijo. "Sabemos cuáles son los impedimentos que pueden obstaculizar el mensaje: los muros divisorios, a partir de aquellos que separan las varias iglesias cristianas entre ellas, el exceso de burocracia, los residuos de ceremoniales, leyes y controversias pasadas, convertidos sólo en escombros", agregó. Según Cantalamessa, "Jesús toca la puerta de la Iglesia" porque quiere salir a las periferias existenciales del pecado, del dolor, de la injusticia, de la ignorancia y de la indiferencia religiosa, de toda forma de miseria. Pero constató que en el edificio de la Iglesia, durante siglos y para adaptarse a las exigencias del momento, se han construido estructuras, escaleras, habitaciones y pequeños cuartos. Advirtió que llega el momento en el que es necesario darse cuenta que estas adaptaciones ya no responden a las exigencias actuales, sino que son un obstáculo, y entonces "hay que tener la valentía de derribarlas y volver a llevar al edificio a la sencillez de sus orígenes". Estableció además que el cristianismo no es conquista y no es propaganda religiosa, sino "donar el mensaje de Cristo al mundo". "Que el espíritu santo, en este momento en el cual se abre para la Iglesia un tiempo nuevo, lleno de esperanza, ofrezca de nuevo a los hombres que están en espera del mensaje y de los mensajeros, la voluntad de hacerlo llegar a ellos, al costo de la vida", ponderó.