Dos aviones holandeses de transporte militar con restos de las víctimas del avión derribado de Malaysia Airlines despegaron el jueves de Ucrania hacia Holanda, mientras diplomáticos australianos y holandeses se sumaban a un plan para que un equipo de la ONU se haga cargo de la escena del desastre, controlada por rebeldes pro rusos. Las 298 personas —en su mayoría holandeses— que viajaban a bordo del Vuelo 17 de Malaysia Airlines murieron cuando fue derribado el 17 de julio. Funcionarios estadounidenses dicen que el Boeing 777 probablemente fue derribado de manera accidental por un misil. El primer ministro australiano, Tony Abbott, que dijo temer que parte de los restos nunca aparezcan a menos que se estreche la seguridad en la zona, ha propuesto una fuerza internacional compuesta por países como Australia, Holanda y Malasia, que perdieron ciudadanos en el desastre. Abbott dijo que había enviado 50 agentes de policía a Londres para que se sumen a cualquier organización que se resuelva crear. La ministra australiana de Exteriores, Julie Bishop, viajaba a Kiev con su homólogo holandés, Fran Timmermans, para trabajar en un memorando de entendimiento con el gobierno ucraniano que permita que la policía internacional asegure la zona donde cayó la aeronave, indicó Abbott. Bishop presentó una resolución al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, aprobada el lunes por unanimidad, pidiendo a los rebeldes que cooperen con una investigación independiente y permitan la recuperación de todos los cuerpos restantes. Los primeros cadáveres de las víctimas llegaron el miércoles a Holanda y fueron recibidos por los reyes Guillermo-Alexander y Máxima, así como por cientos de familiares. En los vuelos del jueves estaba previsto el transporte de 51 contenedores con restos humanos de las víctimas del avión derribado de Malaysia Airlines, según indicó el gobierno ucraniano. Al menos 200 cuerpos se trasladaron esta semana en un tren desde el lugar del siniestro hasta Kharkiv. Altos cargos de inteligencia estadounidenses dijeron el martes que Rusia es responsable de "crear las condiciones" que llevaron al desastre, pero no ofrecieron pruebas de implicación directa del gobierno ruso. Las fuentes señalaron que el avión probablemente fue derribado por un misil tierra-aire SA-11 disparado por los separatistas pro rusos del este de Ucrania. Las fuentes estadounidenses citaron comunicaciones interceptadas, imágenes de satélite y mensajes colgados en medios sociales por separatistas, algunos de ellos autentificados por expertos estadounidenses. Rusia rechazó el jueves las acusaciones. El viceministro de Defensa, Anatoly Antonov, dijo en una declaración en video que si las autoridades estadounidenses de verdad tienen pruebas de que el avión fue derribado por un misil disparado desde territorio rebelde, "¿cómo es que no lo has han hecho públicas?". Los rebeldes pro rusos y el gobierno ucraniano llevan tres meses combatiendo en enfrentamientos que han matado al menos a 400 personas y desplazado a decenas de miles. Las tropas ucranianas intentan aprovechar el impulso que les dio tomar el 5 de julio la ciudad estratégica de Slovyansk, que estuvo más de dos meses bajo control rebelde, y tratan de cortar las vías de suministro de los rebeldes en la vecina región de Luhansk.