Berlín, Era domingo, no teníamos radio ni televisión pero me enteré de que se estaba construyendo un Muro en Berlín. Así recuerda que ocurrió el ingeniero alemán Lothar Buhleman. "Nadie supo con anticipación lo que iba a ocurrir”, dijo a Notimex el profesionista que actualmente cuenta con 77 años y que atestiguó el 13 de agosto de 1961 el inicio de la construcción de lo que inmediatamente se convirtió en el punto neurálgico de la “Cortina de Hierro”. El 12 de agosto de 1961 era sábado. Lotar Buhlemnn y su esposa trabajaban en ese entonces en Berlín Oriental en la Academia de las Ciencias, institución de gran renombre en la República Democrática de Alemania (RDA). Era experto en isótopos, un campo de vanguardia en la investigación. Era un día laboral en esa República y su decisión cuando terminó la jornada laboral estaba tomada: se dirigió a Berlín Occidental. Todo funcionaba normalmente y los alemanes orientales podían pasar a Berlín occidental y viceversa sin ningún problema, como siempre. La única diferencia hasta ese día entre los dos Berlines, era que la parte oriental de la ciudad era administrada por la Unión Soviética, mientras que la parte occidental estaba en manos de los tres aliados occidentales: Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña. La excapital de la Alemania nazi estaba administrada por potencias extranjeras porque el país fue vencido en la Segunda Guerra Mundial. Ese 12 de agosto de 1961 habían transcurrido 16 años desde el término de la II Guerra Mundial en 1945. “Fuimos en el tranvía que iba hacia Berlín Occidental. Era un medio de transporte usual en aquella época, aunque teníamos que pagar por el boleto siete veces más de lo que nos costaba el tranvía de la RDA porque el tipo de cambio en los dos sectores tenía diferencias”, rememoró. En ambos lados circulaba el marco, que en occidente se denominada marco occidental y en oriente marco oriental. El tipo de cambio era de siete marcos orientales por uno occidental. No era un tipo de cambio oficial, simplemente se había dado como resultado de la oferta y la demanda. “Cuando uno quería comprar cosas especiales como pantalones de mezclilla, entonces uno se subía a ese tranvía para pasar a Berlín Occidental y comprar lo que uno quería. Ese día compramos mi esposa y yo algunas cosas para nosotros y pantalones para nuestro hijo Frank”, recordó. El domingo 13 de agosto en la mañana, el padre de Lothar lo llamó por teléfono. Eran de las pocas familias que contaban con teléfono porque la empresa estatal germanoriental a cargo sólo daba ese servicio si se trataba de personas que necesitaban ser localizadas con rapidez. Esa condición estaba dada en el caso de Lothar Buhlemann por su trabajo como científico en la Academia de Ciencias. “¡Hombre! están construyendo un Muro!”, le espetó su padre. “No recuerdo cómo fue que él se enteró, porque en ese tiempo no había televisión y no teníamos radio”. “Para mí, fue esa una gran sorpresa, habíamos estado el día anterior en la zona y todo había sido normal. Pensé entonces que seguramente era una acción relámpago y espectacular. Cogí a Frank, que entonces tenía dos años”, prosiguió. Tomó el tranvía para ir al puente Bornholmerbrücke, que entonces conectaba dos barrios del norte de Berlín: Prenzlauerberg (en el Berlín administrado por los soviéticos) y Wedding, en el sector occidental. Rememoró durante la charla que “para llegar hasta ese puente nos bajamos del tranvía y caminamos un trecho y vi que había otras personas que se dirigían al mismo lugar por la misma razón”. “Primero vi una gran muchedumbre que no permitía que uno observara qué estaba pasando; cuando me metí entre la gente y avancé, vi trabajadores que estaban construyendo un muro. Todavía no era muy alto”, añadió. “Lo que me sorprendió es que lo estaban construyendo de manera que quedaba un área amplia por enfrente. Seguramente ya tenían pensado dejar un terreno intermedio entre ese muro y la frontera entre los dos Berlín para llevar a cabo una estricta vigilancia, lo que después se denominó como Franja de la Muerte”, dijo. Recordó que “personas que estaban ahí reunidas empezaron a protestar y a declararse en contra de la construcción del Muro. No tardó mucho en llegar un transporte de la policía junto con soldados y detuvieron a varios. Avancé un poco más para ver mejor”. “De repente, muchos empezaron a correr alejándose del lugar para evitar ser detenidos o citados ante un tribunal para declarar. Yo también empecé a correr llevando a mi hijo de la mano para no ser arrastrado a ese camión”. Su hijo Frank, también presente en la entrevista, contó que sintió miedo y eso le quedó muy grabado. “Vi gente que corría, unos gritaban y yo sentí que mi padre también tenía miedo. Nos fuimos rápido”. Llegaron a su casa a eso de las tres de la tarde en el distrito de Buch, en el nororiente de Berlín. La esposa de Lothar tenía cuatro hermanos, de los que dos estaban residiendo en el occidente alemán, de forma que la familia quedó repentinamente dividida. Entre los vecinos se informaban unos a otros quienes habían dejado ese mismo día la República Democrática de Alemania para irse al Occidente, y qué familias de la localidad habían quedado desmembradas. Al día siguiente, el lunes 14 de agosto de 1961, Lothar acudió a su trabajo en el Academia de Ciencias en Berlín Oriental. La atmósfera era densa, “todos comentábamos con intensidad los sucesos del domingo. No todos habían acudido a las zonas limítrofes pero todos se habían enterado de lo que ocurría”. Reseñó que todos sus colegas en el área en la que trabajaba estaban enojados y en contra de la medida. “Todos tenían familiares o amigos en el Occidente de Berlín y en la República Federal de Alemania (Alemania Occidental), todos íbamos a Berlín Occidental a comprar cosas que no había en la RDA”. La noticia de su construcción tomó a todos por sorpresa, más aún porque el entonces jefe de estado de la RDA, Walter Ulbricht, había declarado el 15 de junio de 1961 que nadie pensaba construir un muro. Escasos dos meses después, el muro fue construido. “¿Por qué construyeron el Muro en domingo? Sólo puedo especular que fue porque la gente pasaba ese día en familia y la probabilidad de reacciones colectivas organizadas era menor”, sostuvo Lothar. “¿Tuvo conciencia en esos momentos de las dimensiones de lo que estaba sucediendo con la construcción del Muro? Sí y no. No sabía en esos momentos que se trataba de un cerco que iba a ser impenetrable y que abarcaba toda la zona limítrofe entre los dos Berlín”. “Tampoco sabíamos que la división también abarcaba los tranvías y camiones urbanos, que ya no podrían pasar a Berlín Occidental. El tránsito hacia Berlín Occidental quedó completamente cortado. Hasta después nos quedó claro cuál era el alcance de la medida y del aislamiento”, manifestó. “Tampoco nos fue claro en esos momentos los años que iba a durar ese bloqueo. Pensamos que era una medida transitoria”. “Sabíamos que empezaron a tener lugar intentos de fuga porque lo informaba la radio de Berlín Occidental, que emitía con una señal muy fuerte para que la pudiéramos captar, así nos enterábamos de los intentos que habían terminado con la detención o con la muerte de los fugitivos”, rememoró el ingeniero. Meses después, Lothar junto con amigos llegó a planear una fuga por medio de un globo aerostático que les permitiera cruzar el Muro para llegar a Berlín Occidental, de noche y con vientos favorables, pero todo quedó en idea que nunca concretaron. El gobierno de la República Democrática argumentó que el Muro se construía para defenderse del fascismo de la República Federal, porque sus universidades y empresas se llevaban a los mejores cerebros, atraían a sus ciudadanos, que dejaban su país y se trasladaban para allá. “Nos están desangrando”, señaló el gobierno germanoriental a la población para justificar la medida, y denominó esa nueva frontera como “Muro de Protección Antifascista”. Además había una marcada diferencia en el nivel de vida entre la RDA y la RFA: lo que podían hacer los alemanes occidentales en cuanto a viajes o compras, era impensable para los orientales. “Pienso que esa fue también una de las razones para construir el Muro, para evitar que hiciéramos comparaciones”, dijo el ingeniero. Fue el inicio de un profundo cambio en la República Democrática de Alemania. La libertad se fue reduciendo cada vez más mientras que aumentó en forma proporcional el miedo entre la gente, un Estado que duró así 28 años gobernado con puño de hierro. La construcción del Muro colocó en un punto máximo y continuado la crisis en las relaciones entre Estados Unidos y los países occidentales con la Unión Soviética y su bloque en el Oriente de Europa. La RDA había empezado nueve años antes a construir la frontera con la RFA, pero no se había convertido en una barrera intransitable. Los 167.8 kilómetros del Muro de Berlín pasaron a formar parte de la demarcación fronteriza de mil 378 kilómetros de largo entre las dos Alemanias. De acuerdo con diversas fuentes, la decisión de cerrar Berlín Oriental fue tomada el 3 de agosto de 1961 durante un encuentro entre el jefe de Gobierno de la Unión Soviética, Nikita Kruschev, y el de la República Democrática de Alemania, Walter Ulbricht.