En libertad una de las dos acusadas de matar al hermano de Kim Jong-un

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Foto: AP. Aisyah llegó esta mañana escoltada por las autoridades al tribunal de las afueras de Kuala Lumpur donde se celebra el proceso por el asesinato de Kim Jong-nam.

EFE / La Voz de Michoacán

Bangkok. La indonesia Siti Aisyah, una de las dos acusadas de matar en 2017 al hermano mayor del líder norcoreano, Kim Jong-un, quedó hoy en libertad después de que la fiscalía de Malasia retirara los cargos contra ella.

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Para tomar su decisión, el Fiscal General malasio consideró los argumentos presentados por el Ministerio de Leyes y Derechos Humanos de Indonesia en defensa de Aisyah, donde señalan que miembros de la inteligencia de Corea del Norte utilizaron a la acusada "sin el conocimiento" de que se tramaba un asesinato.

Aisyah llegó esta mañana escoltada por las autoridades al tribunal de las afueras de Kuala Lumpur donde se celebra el proceso por el asesinato de Kim Jong-nam y que hoy tenía previsto retomar el juicio con la declaración de la vietnamita Doan Thi Huong, la otra detenida, tras meses de retraso.

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Antes de la vista, el juez hizo pública la decisión tomada el pasado viernes por el Fiscal General de Malasia, Tommy Thomas, de retirar la acusación contra la indonesia y la puso en libertad tras pasar más de dos años bajo custodia policial.

Con amplia sonrisa, Aisyah abandonó el edificio judicial rumbo a la embajada de Indonesia en Kuala Lumpur, donde respondió por primera vez a los medios.

(Quiero) ver a mi familia (...) Estoy bien de salud, los servicios en la prisión son buenos", dijo la indonesia al agradecer a las autoridades el apoyo para su liberación y que pudiera regresar hoy a su país.

 

Aisyah fue inducida a creer que actuaba para un 'reality show' por lo tanto no conocía las razones verdaderas de su interpretación (...) y no tenía intención de matar a KimJong-nam", hermano mayor del líder norcoreano, remarca la misiva enviada por el ministro indonesio de Leyes y Derechos Humanos, Yasonna Laoly al Fiscal General.

La indonesia viajó por la tarde desde Kuala Lumpur junto a Laoly hacia el aeropuerto Halim Perdanakusuma en Yakarta y tras desembarcar agradeció en rueda de prensa al presidente de Indonesia, Joko Widodo, y a los ministros su labor para lograr su liberación.

Después Aisyah se dirigió hacia el ministerio de Asuntos Exteriores donde pudo finalmente reunirse con su familia.

Las dos mujeres asaltaron a Kim el 13 de febrero de 2017 en la terminal de salidas del aeropuerto de Kuala Lumpur, en una acción que Seúl atribuyó a agentes norcoreanos y que fue registrada por las cámaras de seguridad.

Las dos acusadas han mantenido siempre su inocencia y aseguran que creían que participaban en una broma para un programa de televisión cuando frotaron el rostro de la víctima con una sustancia que ellas creían inofensiva.

A diferencia de la vietnamita, Aisyah no aparece tan claramente en las imágenes del asalto a Kim ni tampoco fue captada después por las cámaras en dirección a los lavabos del aeropuerto, lo que es utilizado por la fiscalía contra Doan como prueba de que sabían de la toxicidad del producto que utilizaron.

La declaración de Doan, que de ser considerada culpable se enfrentaría a la pena de muerte, frente al tribunal se aplazó hasta este jueves.

Kim Jong-nam murió camino del hospital menos de media hora después de recibir el veneno que fue identificado como el agente nervioso VX, un líquido oleoso incoloro y sin olor considerado por las Naciones Unidas como arma de destrucción masiva.

Según la investigación de la policía malasia, el asesinato fue organizado por cuatro norcoreanos: Ri Ji-hyon, Hong Song-hac, O Jong-gil y Ri Jae-nam, quienes contrataron a las dos mujeres utilizando nombres y nacionalidades distintas.

Los cuatro sospechosos se encuentran en paradero desconocido tras abandonar Kuala Lumpur en avión horas después de la muerte de Kim y tras presenciar desde la distancia en el mismo recinto aeroportuario la ejecución del plan.

La investigación del crimen, que Corea del Sur y Estados Unidos atribuyeron a la inteligencia del régimen norcoreano, dañó las hasta entonces cordiales relaciones diplomáticas entre Malasia y Corea del Norte.

A raíz de las pesquisas, que Pionyang calificó de tendenciosas, ambos países rompieron varios acuerdos bilaterales, expulsaron recíprocamente a los embajadores y ordenaron la retención temporal de ciudadanos, solventada días más tarde.