AP / La Voz de Michoacán La Habana. El gobierno del presidente Donald Trump anunció el lunes un endurecimiento del embargo comercial a Cuba impuesto hace seis décadas, al permitir algunas demandas en contra de compañías extranjeras que utilizan propiedades confiscadas por el gobierno cubano tras la Revolución de 1959. El anuncio limita las demandas a unas 200 empresas y agencias estatales cubanas que ya son sujetas a sanciones estadounidenses especiales por estar ligadas a las fuerzas armadas y a las agencias de inteligencia de La Habana. La mayoría de las entidades no tienen vínculo alguno con los sistemas legal o financiero de Estados Unidos, por lo cual la capacidad de presentar demandas es prácticamente simbólica. Además de la pequeña excepción al Título III, el gobierno estadounidense dijo que la suspensión tardará solo 30 días, abriendo la posibilidad de más sanciones en el futuro. El gobierno cubano condenó la medida, calificándola de una amenaza para la estabilidad mundial. El canciller cubano Bruno Rodríguez escribió en Twitter que rechaza enérgicamente la decisión. Otras empresas, como hoteles, son emprendimientos conjuntos con compañías extranjeras, pero esas compañías extranjeras no serán vulnerables a demandas, dijo un funcionario del Departamento de Estado. Ello implica que lo más probable es que la medida tenga muy escaso impacto real. Cada mandatario estadounidense desde Bill Clinton ha suspendido una sección de la Ley Helms-Burton de 1996 la cual permitiría entablar tales demandas debido a que atraparía a compañías de países aliados de Washington en años de litigios complicados que podrían provocar denuncias comerciales a nivel internacional contra Estados Unidos. Entre los principales inversionistas en Cuba se encuentran el gigante británico de la industria del tabaco, Imperial Brands, que opera una empresa conjunta con el gobierno cubano para producir habanos de muy buena calidad; las compañías hoteleras españolas, Iberostar y Meliá, que tienen decenas de hoteles a lo largo y ancho de la isla caribeña y el fabricante de bebidas francés Pernod-Ricard, que hace el ron Havana Club con una destilería estatal cubana.