El Papa Francisco denunció hoy que el hambre ha asumido las dimensiones de un “verdadero escándalo” que amenaza la vida y la dignidad de tantas personas: hombres, mujeres, niños y ancianos. Al recibir en el Palacio Apostólico del Vaticano a una delegación del Banco de Alimentos italiano, el pontífice advirtió que cada día la humanidad afronta la “injusticia” y el “pecado” del hambre, en un mundo rico de recursos alimentarios. Aseguró que son demasiados aquellos que no tienen lo necesario para sobrevivir y esto no sólo en los países pobres, sino cada vez más también en las sociedades ricas y desarrolladas. Constató que la situación se ha agravado por el aumento de los flujos migratorios que han llevado a Europa miles de refugiados, que huyen de sus países y necesitados de todo. “Ante un problema tan desmedido, resuenan las palabras de Jesús: Tuve hambre y me diste de comer”, añadió. Según el jerarca de la Iglesia Católica algo debe cambiar en la mentalidad de las personas para que los muros del individualismo y del egoísmo sean abatidos. “Compartir lo que tenemos con aquellos que no tienen medios para satisfacer una necesidad tan primaria, nos educa a aquella caridad que es un don que rebalsa de pasión por la vida de los pobres que encontramos”, dijo. “Compartiendo la necesidad del pan cotidiano, ustedes encuentran cada día cientos de personas. No olviden que son personas, no números, cada uno con su fardo de dolor que a veces parece imposible de llevar”, siguió. Instó a mirar a los pobres a la cara y a los ojos, darles la mano, “descubrir en ellos la carne de Cristo” y ayudarles también a reconquistar su dignidad y a ponerse de nuevo en pie. Llamó a todos a ser para los pobres hermanos y amigos, a hacerles sentir que son importantes a los ojos de Dios. “Las dificultades que seguramente encontrarán no les desanimen, más bien les induzcan a sostenerse cada vez más los unos a los otros”, ponderó.