SAN SALVADOR, El Salvador (AP) — Monseñor Oscar Arnulfo Romero ya es santo. Un halo solar surgió repentinamente en el cielo de la capital salvadoreña durante el acto de beatificación de monseñor Oscar Arnulfo Romero. San Salvador gozó de un día radiante, con 33 grados centígrados, tras una noche y madrugada de lluvia pertinaz que no intimidó a los miles de salvadoreños que celebraron una vigilia en los alrededores del templete para recordar la vida y muerte del arzobispo. Los fieles comenzaron a dejar de ver las pantallas gigantes y miraron con sorpresa hacia el cielo que se iluminó con el halo. "¿Será un mensaje de Dios?", se preguntó Teresa Peralta. Los gritos de los vendedores ambulantes resonaban en la avenida: unos ofrecían agua, comida, sombrillas para protegerse del sol y otros se acercaban con llaveros y camisetas con la imagen del beato Romero o con textos de sus homilías. El arzobispado capitalino y la Fundación Romero montaron lugares de venta con artículos más elaborados, como separadores de libros, rosarios, la biografía del arzobispo e incluso estampas con la "Oración para pedir un favor por intercesión del Beato Oscar Romero". La Iglesia pidió que quienes hayan recibido favores de Romero lo notifiquen al arzobispado, en busca de un milagro que permita la canonización. "Lo que parecía imposible se hizo posible, monseñor Romero mártir por amor a los pobres, bendición para El Salvador y el mundo", afirmó en su cuenta de Twitter el presidente de El Salvador, el exguerrillero Salvador Sánchez Cerén. Agregó que "la beatificación marca un rumbo en la liberación de este pueblo... llama a los poderosos a la conversión", dijo el procurador de Derechos Humanos David Morales. "Si hay una petición de perdón sería un gesto simbólico de cambio".