Río de Janeiro, Brasil. Tras testificar por casi cinco horas por las acusaciones de corrupción y lavado de dinero, el exmandatario de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, se declaró hoy víctima de una “masacre” mediático-judicial y anunció que se está preparando para volver a contender por la Presidencia. “Habrá un momento en que la Historia mostrará que nunca antes en la historia de Brasil nadie fue tan perseguido o masacrado como yo estoy siendo estos años”, dijo Lula, ante miles de personas congregadas en una plaza de Curitiba, ciudad donde el político testificó este miércoles en un clima de gran expectación. “Iré a tantas audiencias como sea necesario, porque si hay un brasileño, un humano que está en busca de la verdad, soy yo”, agregó el expresidente, quien gobernó Brasil entre 2003 y 2010, y ahora planea buscar la candidatura a un tercer mandato en 2018. Vestido con traje y una corbata con los colores de la bandera de Brasil, el exsindicalista –que lidera todas las encuestas de intención de voto para los comicios de 2018- se emocionó ante simpatizantes, y aseguró que prefiere morir a mentir. “Sólo tengo un compromiso con ustedes: si un día tengo que mentirles, prefiero que un autobús me atropelle en cualquier calle del país”, manifestó, entre sollozos, mientras una multitud coreaba su nombre. “No quiero ser juzgado por interpretaciones, sino por pruebas”, aseveró el exmandatario. “Estoy vivo, estoy preparándome para volver a ser candidato a presidente de este país. Nunca tuve tanta voluntad como tengo ahora: hacer más, hacer mejor. Y probar de una vez que la élite brasileña no tiene competencia para arreglar este país”, agregó. De esta forma, Lula concluía una maratoniana jornada en Curitiba, ciudad que este miércoles se tornó en un fortín, con retenes, helicópteros y mil 700 policías desplegados ante la primera declaración del exmandatario ante el juez Sergio Moro, quien dirige la Operación Lava Jato. Luiz Inacio Lula da Silva está imputado en cinco causas judiciales diversas, tres de ellas por su supuesta participación en la trama corrupta revelada por la Operación Lava Jato y que tiene a la petrolera estatal Petrobras en el centro de un desvío millonario de dinero para funcionarios, partidos y figuras políticas. El cerco judicial amenaza con dejarle fuera de la carrera presidencial, ya que la ley en Brasil –denominada “Ficha Limpia”- impide que cargos de elección popular al Ejecutivo sean disputados por condenados en segunda instancia en casos como corrupción, por ejemplo. Este miércoles, Lula testificó para defenderse de las acusaciones que le imputan haber recibido supuestamente de la constructora OAS sobornos, incluidos un departamento de tres plantas y una casa en Sao Paulo, a cambio de favorecer a dicha empresa en sus negociaciones con Petrobras. El juez Sergio Moro, magistrado que dirige la Operación Lava Jato, prohibió cualquier filtración durante la comparecencia, pero poco después de terminar la audiencia (alrededor de las 19:20 horas locales, 22:20 GMT), los videos del interrogatorio fueron divulgados. Según las grabaciones, Lula niega cualquier relación con los inmuebles y asegura que fue su esposa, Marisa Letícia, fallecida en febrero de este año, quien se encargaba de las cuestiones vinculadas al departamento de tres plantas en la localidad balnearia de Guarujá, en el litoral paulista. El ex líder sindical niega desde hace meses todas las acusaciones y asegura que es objeto de una persecución judicial infundada para impedirle presentarse a las elecciones presidenciales de 2018. Su interrogatorio ante el juez Moro –considerado por una parte de los brasileños como un héroe contra la corrupción política, y como un magistrado parcial por otros- acapara la atención mediática en Brasil desde hace días, ante la magnitud de que uno de los mayores símbolos del país pueda ser condenado en la Lava Jato. El presidente de Brasil, Michel Temer, quien no se presentará a los comicios del próximo año, se refirió a la audiencia judicial de Lula diciendo que “es necesario pacificar el país”. La expresidenta Dilma Rousseff, presente en el palco junto a Lula, atacó con fuerza al gobierno de Temer, su sucesor tras haber sido destituida por juicio político, en mayo de 2016. Rousseff sostuvo que el gobierno da “golpe tras golpe”, en referencia a las reformas de Temer en la ley laboral y el sistema de pensiones, que son analizadas actualmente en el Poder Legislativo y que fueron objeto de una huelga general, el 28 de abril pasado. “Ahora conspiran para aprobar el cambio más grave contra las leyes laborales que Brasil ya vio, (y que) ni durante la dictadura militar osaron”, expresó Rousseff, quien llegó este miércoles a Curitiba junto a otros políticos del Partido de los Trabajadores (PT) para dar apoyo a Lula.