Menores violadas también dan la cara en la era del #MeToo

La Voz de Michoacán. Las últimas noticias, hoy.

Foto: AP. Una mujer lleva un cartel que dice "#MeToo", en alusión al movimiento #yotambién que está replanteando las relaciones entre hombre y mujeres, acompañado por decenas de "y ella también".

Ap / La Voz de Michoacán

Estados Unidos. Las chicas --una docena de ellas de entre 15 y 18 años de edad-- llegaron a la sala de conferencias en un edificio de oficinas de Brooklyn y se sentaron en sillas arregladas en círculo. En el piso había un improvisado altar con objetos reconfortantes: lámparas de Navidad, juguetes de plástico, cristales y una varita mágica con papelitos brillantes.

PUBLICIDAD

Se presentaron después de la escuela con sus ropas de todos los días, sus sonrisas y sus chismes de siempre, que tratan de disimular la amargura que sienten debido a ciertas experiencias. El grupo se llama “Sisters in Strenght” y lo forman sobrevivientes de incidentes de violencia sexual y quienes las apoyan.

Una estudiante de secundaria cuenta que fue violada cuando tenía 14 años por un amigo de la familia al que consideraba casi un hermano. Escribir poemas es parte de su proceso para superar el trauma. Poco después del incidente, escribió en su cuaderno: “¿No escuchaste mis gritos? Grité con toda mi fuerza, enterrando mi voz a diez pies (tres metros)”.

Otra muchacha, que hoy tiene 18 años, dice que trata de encontrar paz a través de la meditación. Ella también afirma que fue agredida por alguien que conocía pero no hizo la denuncia porque pensó que no le creerían. “La mayoría de la gente dice ‘¿qué ropa llevabas o qué estabas haciendo? ¿Por qué estabas afuera tan tarde?”, manifestó. Encontró consuelo en dos profesores, quienes le recomendaron que fuese a “Sisters in Strenght”, organización manejada por la agrupación sin fines de lucro Girls for Gender Equity (Chicas por la Igualdad de Género).

PUBLICIDAD

El arresto del cantante R. Kelly acusado de abusar sexualmente de niñas de hasta 13 años de edad enfocó la atención en las víctimas menores de edad del movimiento #MeToo (#yotambién). Las acusaciones, que Kelly rechaza, surgen después de una serie de denuncias de abusos sexuales por parte de grandes personalidades de Hollywood, de los medios de comunicación y del propio presidente Donald Trump. En esos casos, y también en el del productor de Hollywood Harvey Weinstein, cuyo escándalo lanzó el movimiento “#MeToo” en octubre del 2017, las denuncias venían de mujeres mayormente blancas, casi todas adultas.

La explosión mediática en torno a #MeToo dejó a fuera a sectores enteros de la población”, sostiene Michelle Grier, directora de trabajos sociales de Chicas por la Igualdad de Género. Parte del trabajo de esa organización, según Grier, es hacerle entender a las chicas que “ellas también son parte del movimiento #MeToo”.

Varios estudios indicaron que siete de cada diez mujeres han soportado alguna forma de acoso sexual para cuando llegan a los 18 años. Y los expertos creen que esa cifra es más alta entre la menores de raza negra. Un estudio del gobierno indicó que el 43% de las violaciones y los intentos de violación involucran a mujeres menores de 18 años.

Agrupaciones como Chicas por la Igualdad de Género y Girls Inc., una organización sin fines de lucro con presencia en 81 ciudades de 30 estados, tratan de ayudar a las mujeres a hablar de la violencia sexual y de otros abusos.

Lo que pasa con las menores de edad es un desafío doble, ya sea por la persona que abusa de ellas o por la diferencia de poder” que hay entre denunciante y denunciado, expresó Lara Kaufmann, de Girls Inc. A menudo temen ser castigadas por sus padres si la persona que abusó de ellas es su novio. O ser marginadas si el abuso fue obra de un pariente, o estigmatizadas por sus amigos si se produjo en la escuela. En un porcentaje mayor que las mujeres adultas, las menores temen que no se les va a creer, según los expertos.

El Centro Nacional de Leyes sobre las Mujeres representa a tres menores que demandaron a sus distritos escolares por el manejo que hicieron de sus denuncias de acoso sexual en la escuela o a manos de estudiantes de la escuela. El Centro dice que demasiadas menores se ven obligadas a cambiar de escuela mientras sus agresores siguen cursando estudios allí.

Las chicas temen que una denuncia empeore las cosas en lugar de mejorarlas”, dice Emily Martin, directora de políticas de la agrupación. “Y hay realmente razones muy racionales para pensar que eso puede suceder. Las escuelas no tienen los mejores antecedentes” en el manejo de estas denuncias.

La secretaria de educación Betsy DeVos propuso normas que limitarían la intervención de las escuelas. Entre quienes cuestionan esa política figura la Asociación de Directores de Distritos Escolares, que dice que los cambios complicarían la misión de los directores, o superintendentes, de garantizar la seguridad de las estudiantes.

Si bien no hay cifras oficiales de casos de abusos en las escuelas primarias y secundarias, una investigación de The Associated Press del 2017 reveló unas 17.000 denuncias de violencia sexual sufrida por estudiantes entre el otoño del 2011 y la primavera del 2015. Las estadísticas del gobierno federal disponibles indican que la mayoría de los abusos de menores ocurren en la casa de alguien. En uno de cada cuatro casos, el agresor es un familiar; y en casi el 30% de estos incidentes, involucran a un novio o un ex novio.

En Brooklyn, cada sesión de Sisters in Strenght empieza con un pequeño informe de cada participante acerca de cómo les va y qué necesitan para sobrellevar sus traumas. Durante las sesiones se las educa acerca de una serie de cosas, como los prejuicios raciales, el racismo y cómo tener una relación saludable.

Las muchachas dicen que no quieren ser descritas como víctimas sino como sobrevivientes.

Al principio te sientes como una víctima”, dice una, “porque te enfocas en lo que te sucedió. Pero con el correr del tiempo empiezas a sanar... y pasas a ser una sobreviviente, porque no dejas que esos pensamientos te controlen ni te abatan”.

Es una selección de palabras hecha a conciencia, porque la palabra “víctima”, señala Grier, “no expresa el hecho de que sigues estando en este mundo y tienes mucho que experimentar”.