AP / La Voz de Michoacán Hong Kong. Coreando “Llevar máscara no es un delito”, decenas de miles de personas salieron a pesar de la lluvia para marchar por el centro de Hong Kong, después de que un tribunal rechazara un segundo intento de bloquear la prohibición de llevar máscaras, que pretende sofocar las protestas prodemocracia iniciadas hace cuatro meses. La policía empleó gas lacrimógeno en varios puntos, en medio de confrontaciones entre agentes y manifestantes que se han convertido en algo habitual en las protestas. La norma sobre las máscaras entró en vigor el sábado, desencadenando más episodios de violencia en los últimos dos días. Un joven manifestante fue baleado el viernes por la noche en el muso después de que un agente fuera de servicio disparase su pistola para defenderse. El Alto Tribunal rechazó el domingo emitir una orden que paralizara la prohibición a las máscaras, aunque celebrará una vista este mes sobre la solicitud de 24 legisladores contra el uso de los poderes de emergencia que hizo la jefa de gobierno, Carrie Lam, para aprobar la medida sin pasar por la legislatura, explicó el parlamentario Dennis Kwok. La asediada líder dijo que prohibir las máscaras era necesario para detener la violencia que ha “medio paralizado” la ciudad, ya que permiten a los manifestantes radicales ocultar su identidad. Las protestas son el mayor desafío al gobierno de China desde que Gran Bretaña devolvió a Beijing el control sobre la excolonia en 1997. Muchos centros comerciales, tiendas y la red entera de metro y trenes cerraron el sábado tras una marcha nocturna. En torno a la mitad de las 94 estaciones de metro de la ciudad reabrieron el domingo, pero muchos centros comerciales permanecieron clausurados mientras miles de personas convertían la calle en un mar de paraguas, coreando “Gente de Hong Kong, resistid”. Algunos manifestantes levantaron después barricadas mientras otros destrozaban comercios. Las voces críticas temen que el empleo de la Ordenanza de Regulaciones de Emergencia, que otorga amplios poderes a Lam para aplicar todas las medidas que crea necesarias en una emergencia, allanará el camino a regulaciones más draconianas. La ley fue aprobada por los gobernantes coloniales británicos en 1922 para acabar con una huelga de marineros, y se utilizó por última vez en 1967 para sofocar unos disturbios.