Al menos 71 personas han muerto y decenas más resultado heridas a causa de bombas cañón arrojadas hoy por helicópteros del régimen sirio en la norteña provincia de Alepo, denunció el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH). Los ataques tuvieron lugar en las ciudades de Al-Bab y Alepo, que distan entre sí unos 40 kilómetros, la primera se encuentra en manos de combatientes del grupo fundamentalista Estado Islámico (EI) y la segunda bajo control de los rebeles sirios armados. De acuerdo con el OSDH, el mayor número de víctimas de los ataques se produjo en Al-Bab, donde se contabilizan por lo menos 59 sirios, mientras que en Alepo han perdido la vida unas 12 personas, pero se teme que las cifras mortales podrían aumentar en las próximas horas. Una abrumadora mayoría de víctimas son civiles, entre ellos niños y mujeres, lamentó el grupo activista y calificó el ataque en Al-Bab como una de las peores masacres perpetradas por el régimen en lo que va del año. El uso de este tipo de armas, barriles llenos de explosivos, han sido fuertemente criticados por la comunidad internacional, sin embargo el gobierno del presidente sirio Bashar al-Assad rechaza estar utilizándolos. Las bombas, que caen desde helicópteros, están entre las armas más mortíferas e inexactas que utilizan las fuerzas del régimen en muchas partes del país cada día. Entre enero de 2014 y marzo de 2015, tres mil 124 civiles y 35 rebeldes han muerto en Alepo a causa de ataques con barriles bomba, que han afectado a tres escuelas, 17 hospitales y 23 mezquitas, según datos de la organización Amnistía Internacional (AI). A principios de este mes, AI publicó un informe acusando a las fuerzas del gobierno y a muchos grupos rebeldes de cometer crímenes de guerra diariamente. Más de 220 mil personas han muerto en toda Siria desde el inicio del levantamiento contra el presidente al-Assad en 2011, según estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).