Obispos de Nicaragua piden detener ataques contra Masaya

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Foto: Agencias. Retenes de manifestantes que protestan contra el gobierno.

Notimex / La Voz de Michoacán

Managua. Cientos de policías y paramilitares incursionaron hoy en la ciudad de Masaya, al este de esta capital, para disolver retenes de manifestantes que protestan contra el gobierno, mientras el obispo de Managua, Silvio Báez, denunció que el del presidente Daniel Ortega prepara “otra masacre”.

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El secretario de la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH), Álvaro Leiva, precisó que las operaciones se iniciaron esta madrugada con entre 400 y 600 hombres armados que han rodeado el barrio indígena de Monimbó, en  Masaya, a unos 35 kilómetros de la capital al este, donde cientos de pobladores mantienen barricadas desde hace más de un mes..

Es una situación gravísima y tememos que haya muertos. Pedimos al Estado de Nicaragua detener el ataque y el derramamiento de sangre en Masaya. Es contradictorio hablar de diálogo y ordenar más represión”, dijo el activista.

“Estamos bajo fuego, hay una balacera permanente y desmedida contra la población civil. Frente a este ataque no comparable en fuerzas, los ciudadanos están haciendo resistencia física dentro de sus posibilidades”, indicó.

Masaya permanece este jueves bajo el ataque de las fuerzas policiales y paramilitares afines y protegidos por el gobierno, incluso se escucharon disparos en la zona de la rotonda Las Flores.

Según el diario La Prensa, los policías y paramilitares ingresaron a la ciudad de Masaya disparando a “matar” contra jóvenes que estaban atrincherados en las barricadas.

De acuerdo con testigos, las fuerzas se encuentran desplegadas en toda la carretera que va de la rotonda de San Jerónimo hasta la Rotonda de Las Flores, mientras unas 20 camionetas junto con palas mecánicas pretenden ingresar al barrio indígena de Monimbó y retirar las barricadas.

El cardenal Leopoldo Brenes exhortó al gobierno de Ortega a “cesar la violencia y agotar el diálogo para no entrar en una guerra”. “Es triste estar dialogando bajo las balas, la violencia y la incertidumbre que la gente está viviendo”, dijo Brenes, presidente de la Conferencia Episcopal, mediadora en el diálogo.