AP / La Voz de MichoacánWashington. La Organización de los Estados Americanos dijo el miércoles que el incremento acelerado de la violencia contra autoridades indígenas en el sureño departamento del Cauca es el principal desafío para la consolidación de la paz en Colombia. Roberto Menéndez, jefe de la Misión de la OEA para el Apoyo al Proceso de Paz (MAPP), indicó que el Norte del Cauca se ha vuelto el epicentro de lo que describió como una guerra entre grupos criminales, disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y autoridades indígenas por el control territorial, de rutas y de cultivos de amapola, marihuana y cocaína. El Cauca fue escenario la semana pasada de dos homicidios múltiples, incluyendo uno que dejó cinco indígenas asesinados. Pero más allá de estos casos, ya son decenas de amenazas y ataques contra autoridades indígenas” en esa zona, dijo Menéndez. “Es lo más preocupante”. Menéndez dijo que la MAPP no cuenta con estadísticas actualizadas porque su mandato no incluye la verificación. Según la Organización Nacional Indígena, en Colombia han sido asesinados más de 115 indígenas en diferentes partes del país en los últimos años. Menéndez destacó como otras tendencias preocupantes el reclutamiento forzado de menores por parte de grupos armados ilegales y el incremento reciente en el sembrado de minas antipersonales, revirtiendo la disminución de años recientes. El funcionario atribuyó el repunte en el sembrado de minas principalmente a obstaculizar la erradicación forzosa de sembradíos incluso de minería ilegal, a diferencia del uso tradicional más relacionado con aspectos defensivos durante enfrentamientos militares. Menéndez acudió a la sede de la OEA a presentar el 27 informe semestral de la MAPP, relativo al primer semestre de 2019 y elaborado con información recogida durante 1.648 misiones a 860 centros poblados en 205 municipios de 22 departamentos. Decenas de indígenas colombianos han sido asesinados en años reciente junto con líderes sociales tras la firma del acuerdo de paz de 2016, debido a que los grupos armados y disidentes se disputan el control de antiguos territorios rebeldes y las lucrativas rutas del trasiego de drogas.