AP/(Imagen Andrew Medichini, Poo). Jerusalén.- El papa Francisco rindió homenaje a los judíos muertos en el Holocausto y otros ataques y besó las manos de sobrevivientes de las masacres nazis, en la culminación de su viaje de tres días al Medio Oriente, con emotivas visitas el miércoles al Muro de los Lamentos y otros de los lugares más sagrados para los judíos. Por pedido de Israel, Francisco se desvió de su ajetreado itinerario para rezar en el monumento a las víctimas del terrorismo en Jerusalén y dedicó toda su atención al estado judío luego de expresar en la víspera un fuerte apoyo a la causa palestina. En su visita al complejo dedicado a las víctimas del Holocausto en Yad Vashem, el papa se arrodilló ante una cripta que contiene cenizas de las víctimas y colocó una ofrenda de flores blancas y amarillas en el Salón de la Recordación. Posteriormente, besó una por una las manos de media decena de sobrevivientes en señal de humildad y honor mientras escuchaba historias de sus seres queridos muertos por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. "¡Nunca más, Señor, nunca más!", exclamó Francisco. "Aquí estamos, Señor, avergonzados por lo que el hombre, creado a tu imagen y semejanza, fue capaz de hacer". En el libro de huéspedes inscribió la misma frase y añadió: "Con vergüenza por el hecho de que el hombre se hizo dueño del mal; con vergüenza de que el hombre se convirtió en Dios y sacrificó a sus hermanos. ¡¡Nunca más!! ¡¡Nunca más!!" Joseph Gottdenker, nacido en Polonia en 1942, dijo que le relató brevemente al papa cómo los católicos lo ocultaron y salvaron cuando era niño. Gottdenker, quien reside en Canadá, dijo que se sintió más emocionado de lo que había previsto al conocer a Francisco. "La gente católica que me salvó y arriesgó las vidas de toda su familia para salvarme, hoy están mirando y están orgullosos al verme conocer al líder de su fe", dijo Gottdenker después de la ceremonia. Horas antes, Francisco rezó en el Muro de los Lamentos de Jerusalén, el lugar de oración más sagrado para los judíos y se desvió de su atareado itinerario para visitar un memorial a las víctimas israelíes del terrorismo durante su tercer día de gira por Medio Oriente. Francisco inclinó la cabeza mientras oraba y tocó la pared, la única que sigue en pie del segundo templo bíblico. Dejó en una de las grietas del muto una nota con el texto del "Padre nuestro" escrito en su lengua española natal. Luego abrazó a su buen amigo el rabino argentino Abraham Skorka y al líder de la comunidad musulmana de Argentina, Omar Abboud, quienes se unieron a la delegación oficial durante la gira, en una señal de amistan interreligiosa.