Notimex / La Voz de Michoacán Buenos Aires, 1 Abr.- La designación del argentino Jorge Bergoglio como nuevo Papa Francisco provocó en este país sudamericano un renovado fervor religioso que se tradujo en iglesias colmadas de feligreses durante las últimas semanas. El impacto es positivo para la Iglesia católica argentina, la cual estaba sufriendo un éxodo masivo de creyentes que optaban por otras denominaciones religiosas o que simplemente ya no cumplían con ninguno de los rituales católicos. Desde que Bergoglio fue electo en El Vaticano el 13 de marzo pasado, fue evidente la oleada de fieles que regresaron a los templos y que forman largas filas para confesarse o que simplemente vuelven a ir a misa. La primera muestra se dio el mismo día de la elección del nuevo Papa, ya que la Catedral Metropolitana de Buenos Aires no fue suficiente para albergar a las miles de personas que se acercaron a celebrar el nombramiento del primer pontífice latinoamericano. Unos días más tarde, una multitud realizó una vigilia a las afueras de la Catedral para compartir a miles de kilómetros de distancia la apertura del pontificado de Francisco en Roma, misma que, por la diferencia horaria, se llevó a cabo durante la madrugada argentina. Esa noche, varios sacerdotes confesaron a los fieles en plena Plaza de Mayo, mientras que otros bautizaron a adultos que reconocieron que la designación de Bergoglio los había convencido de sumarse a la religión católica. La gran muestra del renovado fervor religioso que se vive en este país se registró durante la Semana Santa, ya que desde el Domingo de Ramos fue notorio el aumento de feligreses en la mayoría de los templos argentinos. El Viernes Santo, el tradicional Viacrucis que cada año se realiza en el centro de la ciudad fue acompañado por una inusual multitud que participó en la larga caminata por las 14 estaciones de la llamada "Vía dolorosa". La nueva oleada de fe puede beneficiar a la Iglesia católica ya que, pese a que el 90 por ciento de los argentinos se identifica como católico, sólo un 25 por ciento se decía practicante previo a la elección del Papa Francisco.