Notimex/ La Voz de Michoacán San Diego, 5 Mar- Una delegación de congresistas federales del condado de San Diego renovó una solicitud para que el Pentágono otorgue de manera póstuma la Medalla de Honor al sargento Rafael Peralta Romero. Peralta Romero fue un infante de marina originario de la capital mexicana y murió al salvar en acto heroico a todo su pelotón en Irak. A la petición formulada ante el nuevo secretario de Defensa, Chuck Hagel, se unió una de las dos senadoras federales de California, Diane Feintein. Los legisladores presentaron una resolución conjunta al Pentágono, informó el congresista Duncan Hunter, miembro del Comité de las Fuerzas Armadas en el Congreso. Hunter encabeza la campaña para que el sargento, quien también residió en Tijuana, tenga la máxima distinción que se otorga a los infantes de marina o marines. En un enfrentamiento en Irak en 2004, el sargento Peralta Romero cubrió con su cuerpo una granada de fragmentación y salvó a una docena de soldados de su pelotón. Hunter entregó al Pentágono testimonios de siete de los soldados que Salvó Peralta y que alcanzaron a ver el incidente a corta distancia, así como otras pruebas. El Pentágono bautizó hace dos años a un destructor con el nombre de Sargento Rafael Peralta y otorgó de manera póstuma la Cruz de la Naval de los marines al soldado de origen mexicano. Sin embargo un médico de la marina determinó que el sargento estaba herido sin sentido al momento en que Peralta cubrió con su cuerpo la granada. El ex secretario León Panetta se basó en ese reporte y negó la Medalla de Honor. La delegación legislativa de California solicita ahora al Pentágono que revise las evidencias médicas, pues en los últimos años esa prueba se evitó y decida nuevamente si el sargento Peralta Romero amerita la Medalla de Honor. La solicitud reúne peticiones tanto de demócratas como de republicanos de California, especialmente del condado de San Diego. El congresista Hunter coincide con los siete soldados que han testificado que el sargento estaba consciente al momento en que decidió salvar a su pelotón. Rafael Peralta era un residente legal en el condado de San Diego, en donde radicaba con su familia luego de vivir una temporada en la fronteriza ciudad mexicana de Tijuana.