Al menos 385 personas murieron baleadas por la policía en Estados Unidos en los últimos cinco meses, la mitad de los casos contra minorías étnicas, reportó hoy The Washington Post. La investigación detalla por primera vez que los ataques fatales de la policía representan más del doble de los registrados por el gobierno federal en la última década. Jim Bueermann, exjefe de policía y presidente de la Fundación de Policía de Washington, dijo que la mayor parte de este tipo de casos no son reportados y advirtió que si no se comienzan a contabilizar de manera adecuada “nunca se reducirán”. El reporte del periódico se presenta en momentos en que el uso de la fuerza excesiva de la policía, especialmente contra las minorías étnicas (afroamericanos o hispanos) es eje de un debate nacional y ha provocado violentos disturbios a través del país. La investigación encontró que mientras la mitad de las víctimas eran blancos y el resto de minorías, entre los desarmados, dos tercios eran afroamericanos e hispanos. En general, los afroamericanos fueron asesinados tres veces más en promedio que los blancos o de otras minorías. El rango de las muertes es de entre 16 y 83 años, incluida la de Jessie Hernández de 17 años, quien fue baleada por la policía de Denver, Colorado, por supuestamente tratar de atropellar a los policías. Otros casos documentados son, por ejemplo, el de Birmingham, Alabama en el que la policía disparó a un anciano después de que su hijo les pidió asegurarse de que estaba bien. Douglas Harris, de 77 años, abrió la puerta con una pistola. También el caso de Miami Gardens, Florida, en el que Catalina Daniels llamó a la línea de emergencia cuando no pudo convencer a su hijo, Lavall Hall, un hombre afroamericano de 25 años, esquizofrénico, de entrar a la casa. La policía trató de someterlo con una descarga Taser y luego le disparó para darle muerte. Docenas de las víctimas murieron mientras trataban de huir de la policía, incluido el 20 por ciento de los que estaban desarmados, mientras que el código policial indica que el oficial debe disparar sólo cuando sienta su vida amenazada, destacó el Washington Post. Entre los estados con una mayor tasa de este tipo de muertes se encuentran Arizona y Oklahoma. Hasta el momento sólo tres de las 385 personas muertas por la policía, han dado lugar a acusaciones de un crimen en su contra, menos del uno por ciento, destacó el cotidiano.