Tres fundadores de la campaña de desobediencia civil que animaron las protestas a favor de la democracia en Hong Kong se rindieron el miércoles a la policía, afirmando que querían asumir la responsabilidad de sus acciones y que llegó la hora de poner fin a los desórdenes callejeros. Los profesores Benny Tai, Yiu-ting y Chan Kin-man y el padre Chu Yiu-ming entraron a la sede policial y salieron poco después. No fueron instruidos de cargos sino que recibieron una amonestación de la policía diciéndoles de que las protestas, que han impedido el tránsito en la capital financiera de Asia por más de dos meses, eran ilegales. La policía dijo en un comunicado que quienes se entreguen por haber tomado parte en una concentración no autorizada "recibieron comunicación explícita... de que la ocupación ilegal de espacios públicos es ilegal y de que ese tipo de conducta debe cesar inmediatamente". Las autoridades aseguraron además que realizarán investigaciones sobre lo sucedido. "La idea es poner fin a la desobediencia civil, debemos asumir nuestra responsabilidad", expresó el cardenal Joseph Zen, que acompañó a los dirigentes activistas. Sin embargo, es poco probable que la rendición afecte mucho a las protestas estudiantiles que siguen ocupando dos lugares importantes de Hong Kong, tras una noche violenta en que los manifestantes trataron de rodear dos edificios del gobierno. "Actualmente la situación (en el lugar de las protestas) es sumamente peligroso, así que espero que los manifestantes puedan poner fin al movimiento de ocupaciones lo antes posible", dijo Tai, profesor de derecho en la Universidad de Hong Kong. Docenas de partidarios también se entregaron y fueron rodeados por adversarios que les insultaban y pedían que sean encarcelados. Algunos de ellos gritaban "¡Se lo merecen!" Tai dijo que la policía les tomó los datos y les entregó una planilla con una lista de infracciones, pidiéndoles que escogieran sobre cuáles deberían ser instruidos de cargos. Añadió que aconsejó elegir la de participar en una asamblea no autorizada. Tai y dos colegas habían dicho antes que se entregaban porque querían demostrar que estaban dispuestos a respetar el estado de derecho, pero que seguían estando en la oposición.