Redacción / La Voz de Michoacán El descubrimiento de un santuario dedicado a la Santa Muerte en El Salvador muestra que la popularidad de este tipo de religiones sigue haciendo nicho entre grupos criminales por fuera de México. El 31 de julio, la Fiscalía General salvadoreña informó a través de la red social X que durante un registro en un bar derivado de una operación contra la explotación sexual, se halló un altar dedicado a la Santa Muerte en el establecimiento localizado en San Miguel, al este de la capital. Durante el operativo las autoridades arrestaron a dos personas acusadas de explotación sexual e incautaron 10 mil dólares en efectivo. Otro caso como este tuvo lugar en Guatemala a mediados de julio, cuando el Ministerio Público del país informó que durante un registro domiciliario derivado de una operación contra la extorsión, se halló un altar dedicado a la Santa Muerte y a San Simón en la colonia Santa Fe, zona 13 de Ciudad de Guatemala. Originaria de México, la Santa Muerte es una de las figuras religiosas (y una religión por sí misma) más populares entre narcotraficantes y grupos criminales en el país, formando parte y siendo asociada habitualmente con la subcultura narco. Sin embargo, hay quienes también la veneran aun sin tener ningún vínculo con la criminalidad. Los seguidores criminales de la religión ven a la Santa Muerte como su patrona y protectora de forma similar a la Virgen María, a quien piden por la muerte de sus enemigos, así como protección. En las últimas dos décadas, la Santa Muerte se ha expandido significativamente. Según Andrew Chesnut, experto en historia latinoamericana y estudios religiosos, se estima que esta religión tiene cerca de 12 millones de seguidores en países como México, Estados Unidos, Guatemala, El Salvador, Honduras, Colombia, Ecuador y Perú. Santos de la narcocultura Si bien la devoción a la Santa Muerte por parte de narcotraficantes mexicanos no es un fenómeno nuevo, el hallazgo de un altar en El Salvador resalta cómo esta religión sigue siendo popular entre las organizaciones criminales de Latinoamérica. En México, la devoción a la Santa Muerte es popular en zonas como el barrio de Tepito de Ciudad de México, cuna de la organización criminal La Unión Tepito. Durante el sexenio de Felipe Calderón Los Zetas popularizaron este culto, que rápido se expandió, y ha llegado a estar a la par de Malverde, el bandolero adorado en Culiacán, Sinaloa, sede del Cártel de Sinaloa. Entre varios factores, este fenómeno se vería facilitado por la ya existente práctica de religiones alternativas entre los grupos criminales de la región. Esto es producto de la convergencia de creencias indígenas, católicas y de santos populares que son comunes entre la comunidad en general, provocando una especie de esoterismo aprovechado por este tipo de organizaciones. Ejemplos de esta religiosidad en subculturas criminales se pueden encontrar en la práctica de la santería por parte de bandas criminales en el Caribe y en la adoración a las numerosas figuras y santos populares u oficiales como San Simón, una deidad maya venerada hoy por los criminales por su fama de embaucador, Jesús Malverde, el santo de los narcos, o San Judas Tadeo, que también fue popular entre los cárteles colombianos de los años 80 y hoy sigue siendo venerado en zonas de México. La popularidad de la Santa Muerte también sería favorecida por el intercambio cultural surgido de la presencia, a veces sobreestimada, de los cárteles mexicanos en Latinoamérica, dijo Chesnut a InSight Crime. ‘’La expansión de la Santa Muerte en países vecinos y en casi todas las Américas se debe a la gran influencia de México a nivel cultural, y obviamente los que están al principio en la vanguardia de exportar la Santa Muerte son los propios carteles’’, agregó. Es posible que la violencia que el crimen organizado ha traído a algunas partes de Latinoamérica, también hayan ayudado a la expansión de la Santa Muerte. ‘’No es sorprendente que el culto a la Santa Muerte vaya a crecer y a florecer durante tiempos de mucha mala muerte. Mucha gente recurre a la Santa Muerte como protección de una posible muerte inminente o para desear la muerte de los enemigos.’’