La sonda Messenger impactó hoy contra la superficie de Mercurio dejando un cráter de 16 metros, el punto y final de una histórica misión de la agencia espacial estadounidense (NASA) que ha contribuido a conocer mejor uno de los planetas más difíciles de investigar. El choque, planeado, se produjo cuando la sonda se quedó sin combustible, a una velocidad de 14 mil 080 kilómetros por hora a las 19:26 GMT tras haber completado cuatro mil 104 órbitas alrededor del planeta, informó la NASA. Messenger, una misión de 450 millones de dólares, fue lanzada en agosto de 2004 y en 2011 se convirtió en la primera sonda en orbitar alrededor de Mercurio, el planeta más cercano al Sol y uno de los que entrañan más misterios para los científicos. "Se apagó con un 'bang' al impactar contra la superficie de Mercurio. Estamos celebrando Messenger como más que una misión exitosa", comentó en un comunicado John Grunsfel, administrador asociado del directorio científico de la NASA. "La misión continuará dando a los científicos nuevos resultados en la nueva fase, la de analizar los datos que ya tenemos en los archivos para seguir resolviendo los misterios de Mercurio", añadió. Entre otros grandes descubrimientos, Messenger determinó la composición de la superficie de Mercurio, reveló su historia geológica, descubrió que su campo magnético interno está desviado del centro del planeta y certificó que sus depósitos polares son sobre todo agua helada. "Bueno, creo que es el momento de decir adiós a todos mis amigos, familia y equipo de apoyo. Haré mi impacto final muy pronto", podía leerse en la cuenta de Twitter de la misión poco antes del choque contra Mercurio. La cuenta, que narra en primera persona como si fuera la propia sonda la que hablara, informará a partir de ahora de los descubrimientos que se extraigan de los datos aún por analizar recogidos por la sonda. Los datos que ha proporcionado la sonda de la NASA son los primeros que llegan desde las cercanías de Mercurio desde los que envió la Mariner 10, también estadounidense, entre 1974 y 1975. Pese a su relativa proximidad a la Tierra, Mercurio sigue siendo un planeta muy desconocido, y la tarea de Messenger ha resultado fundamental para que los científicos comprendan mejor sus características.