El racismo y la xenofobia constituyen un “problema generalizado” en la Unión Europea, advirtió hoy aquí la Agencia de Derechos Fundamentales (FRA) de la mancomunidad, que pidió a los líderes europeos medidas para facilitar el acceso a la justicia para las víctimas de ese tipo de violencia. “La Unión Europea y sus Estados miembros deben adoptar medidas inmediatas y contundentes para combatir las manifestaciones y los delitos extremistas, xenófobos y antisemitas”, dijo Constantinos Manolopoulos, director interino de la agencia, en el primer coloquio anual sobre derechos fundamentales organizado por la Comisión Europea (CE), en Bruselas. “En un contexto en el que los programas xenófobos y hostiles a los inmigrantes ganan en apoyo, la FRA pide la adopción de medidas específicas orientadas a incrementar la sensibilización, a mejorar la recopilación de datos y facilitar a las víctimas el acceso a la justicia”, añadió en su intervención. Manolopoulos recordó los atentados terroristas cometidos recientemente en Francia, Dinamarca y otros países europeos y señaló que esos actos “se inscriben en un clima de intolerancia que debemos combatir por todos los medios a nuestro alcance”. Sin embargo, un estudio publicado ayer por la FRA apuntó que la actual falta de datos fiables y comparativos “hace inviable” elaborar una respuesta eficaz al problema. “En la UE, una de cada cinco personas de una minoría religiosa afirma haber padecido discriminación o acoso por motivos de religión o creencias en los últimos doce meses. Esto es inaceptable. La incitación al odio no cabe en nuestra sociedad, ni en persona, ni en Internet”, aseveró en rueda de prensa la comisaria europea de Justicia, Vera Jourová. Para el 50 por ciento de los europeos la discriminación por motivos religiosos está muy difundida en la mancomunidad, según muestra una encuesta paralela de la oficina estadística Eurostat publicada este jueves, con motivo del coloquio. En 2012 esa percepción era compartida por 39 por ciento de los europeos. El estudio también reveló que sólo el 61 por ciento de los encuestados estaría a gusto trabajando con un colega musulmán, y tan sólo el 43 por ciento aceptaría sin reserva alguna que sus hijos adultos tuvieran una relación de pareja con un musulmán. Para el vicepresidente primero de la CE, Frans Timmermans, la sociedad europea vive una “fase de turbulencias, una crisis de los valores que son el fundamento de nuestra Unión”, que “pone a prueba la capacidad de nuestra sociedad para la tolerancia y la inclusión”. “El antisemitismo y el odio a los musulmanes, aunque muy diferentes por su origen, antecedentes y repercusiones, son manifestaciones de ello. La diversidad nunca debe considerarse una amenaza. Tenemos la responsabilidad común de crear y fomentar una sociedad integradora”, sostuvo. Timmermans señaló que esa responsabilidad es aún mayor en esos momentos en que miles de inmigrantes de diferentes culturas y religiones buscan refugio en la UE.