EFE / La Voz de Michoacán El presidente estadounidense, Donald Trump, pidió este viernes "unidad" en la ceremonia en memoria de los casi 3.000 fallecidos en los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, Arlington (Virginia) y Pensilvania. Desde Shanksville (Pensilvania), donde se estrelló el vuelo 93 de United con 40 pasajeros y cuatro terroristas, un sobrio Trump abogó por la unidad. Nos comprometemos a estar como una sola nación americana, a defender nuestras libertades, defender nuestros valores y amar a nuestro vecino; a celebrar nuestro país y cuidar a nuestras comunidades; a honrar a nuestros héroes y no olvidar jamás", aseveró. El presidente, que mantuvo un tono solemne e hizo un llamamiento a la unidad que es poco habitual en él, también quiso recordar las 7.000 vidas de "héroes militares" que se perdieron en la guerra contra terrorismo que el presidente George W. Bush (2001-2009) inició tras los ataques y que heredaron Barack Obama (2009-2017) y ahora Trump. El presidente estadounidense dijo que los pasajeros del vuelo 93 actuaron como unos "patriotas gigantes" al decidir "enfrentar el mal puro" y salvar Washington DC, supuesto destino de los secuestradores, que querían estrellar la aeronave contra el Capitolio. Poco después de las 10 de la mañana del 11 de septiembre de 2001, el vuelo 93 de United se precipitó sobre un páramo en el suroeste de Pensilvania, tras una revuelta de algunos de sus pasajeros, que lograron llegar a la cabina y forcejear con los secuestradores hasta que la aeronave perdió el control. Trump rindió honores a los muertos en Pensilvania en el monumento que se levantó en el lugar del accidente y tuvo palabras también para las más de 2.600 personas que fallecieron en Nueva York en los ataques a las dos Torres Gemelas, así como a los más de 180 que fallecieron en el ataque al Pentágono. El mandatario aprovechó su discurso para sacar pecho por la particular guerra contra el terrorismo de su Administración con la muerte del líder del grupo Estado Islámico (EI), Abu Bakr al Bagdadi, y la del jefe de los Guardianes de la Revolución iraní, el general Qasem Soleimani, el oficial militar más influyente de la República Islámica y al que Trump llamó el "carnicero iraní".