MIRYAM GEORGINA ALCALÁ CASILLAS La pobreza digital implica diferencias en las posibilidades de acceso a internet y de adquisición de competencias y habilidades para el uso de nuevas tecnologías; esta disparidad imposibilita al ciudadano para ser parte de la sociedad de la información y del conocimiento, de participar en el desarrollo social, así como de contar con las condiciones que permitan la calidad de vida. Para determinar que la pobreza digital afecta la calidad de vida en México, debe analizarse si la población cuenta con el poder adquisitivo para estar a la vanguardia en cuanto a dispositivos tecnológicos y para el pago de servicios de conectividad; examinar si la infraestructura de redes de telecomunicaciones está disponible para todos los sectores y en todas las zonas geográficas que conforman el país; si consideramos en primera instancia estos dos factores, se puede afirmar que, aunque se han mostrado avances importantes para la inclusión digital, aún prevalece escasez en el acceso a dispositivos, a infraestructura y en alfabetización digital, ocasionando pobreza en competencias digitales. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), subraya que las competencias digitales en internet, son factores de desarrollo humano, por tanto, todos los países deben impulsar el uso, la difusión y su aprovechamiento en los diferentes ámbitos, la falta de acceso a los contenidos y servicios que internet ofrece, genera desigualdad social y disparidad de los ingresos entre los países. Estas desigualdades se hacen más evidentes con la masificación de internet y de las tecnologías de la información y comunicación; formando barreras individuales, sociales y territoriales, que limitan o aumentan la participación ciudadana. Se puede afirmar que en México ha disminuido el poder adquisitivo y ha aumentado la población con ingreso laboral inferior a la línea de bienestar mínimo; generando el aumento de carencias sociales en materia de acceso a servicios básicos y de cohesión social, lo que presenta nuevos patrones de consumo sustentados en bienes y servicios cada vez más sofisticados, esto genera otros modos de exclusión, como es el caso de las tecnologías digitales vinculadas con la sociedad de la información, un ejemplo, podría ser que hoy día se invierte más en un celular que en otros artículos de primera necesidad. Otra causa de la pobreza digital es el analfabetismo o la falta de las habilidades para utilizar internet y para combatir la pobreza digital, por lo que es indispensable la ejecución de políticas de alfabetización digital y capacitación técnica para la sociedad en general, independientemente de la clase social, edad o lugar en el que se habite, dado que la formación es crucial en la conformación de una comunidad a la vanguardia, adaptada a una sociedad de la información globalizada. Es fundamental reconocer que el analfabetismo está asociado a situaciones de pobreza y a la negación de educación de calidad para todos; puesto que el empoderamiento social con internet no se mide únicamente en función de cuántas personas hay «en línea» sino de cuántas utilizan internet para el desarrollo de la persona y de su entorno, pero sobre todo para abatir la inequidad y la discriminación en sus diferentes formas. Hoy, las personas deben dominar destrezas para el manejo de herramientas tecnológicas, contar con las habilidades para aplicarlas en la práctica, identificar los conocimientos y sus implicaciones sociales, así como obtener el desarrollo de actitudes positivas para estar dispuesto a interactuar con otros sujetos en los diversos espacios de socialización digital. La nueva alfabetización y las competencias digitales avanzadas permiten a los usuarios aprovechar las tecnologías de manera útil y transformacional, modificando y fortaleciendo las capacidades para alcanzar la economía del siglo XXI; pero para lograr que los individuos progresen en una economía y sociedad conectadas, deben ir acompañadas de capacidades sólidas en lectoescritura, cálculo, pensamiento crítico e innovador, de solución a problemas complejos, de colaboración y de adquisición de habilidades socioemocionales. Es por ello que los gobiernos deben comprender que el mundo laboral y productivo está evolucionando, que las competencias digitales ahora son esenciales y deben completarse con la capacidad de comunicarse eficazmente en línea y fuera de ésta. De acuerdo con la UNESCO, en países en vías de desarrollo, las competencias digitales pueden mejorar las perspectivas de un empleo decente o una remuneración superior y los expertos han previsto un incremento del número de empleos, lo que significa que la oferta de estas capacidades es parte de la solución al desempleo. La pobreza digital en México, afecta la calidad de vida, porque limita el ejercicio de derechos políticos, económicos y culturales, como la participación ciudadana, la libertad de expresión, el acceso al conocimiento y al desarrollo.