Ana Ma. Martínez Cabello La educación no es preparación para la vida; la educación es la vida en sí misma John Dewey Desde la Revolución Industrial las mujeres en el mundo empezaron a insertarse al mercado laboral y a luchar por la igualdad de oportunidades en todos los ámbitos públicos, muchos derechos se han conquistado para las mujeres, como el derecho a votar y ser votadas, el derecho a la educación, el derecho a un trabajo y a un pago igual por trabajo igual, el derecho a decidir en nuestros cuerpos, entre otros derechos, pero hoy hablaremos del reto que en pleno Siglo XXI debemos visualizar. En la década de los 90´s la National Science Foundation empieza a acuñar el concepto STEM y que se refiere a las Ciencias, la Tecnología, la Ingeniería y las Matemáticas (por sus siglas en ingles STEM: Science, Technology, Engineering and Mathematics). En el año 2010, cobra mayor relevancia en las políticas públicas de Estados Unidos de América. En el año 2015 la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) a través del proyecto SAGA (STEM and Gender Advancement) ofrece a los gobiernos de América Latina una variedad de herramientas para ayudar a reducir la brecha global de género actual en los campos de ciencia, tecnología e ingeniería; así como la promoción de la igualdad de la mujer en todos los ámbitos. En el año 2019 la ONU (Organizaciones como las Naciones Unidas) lanzó la campaña “Generación Igualdad: Por los derechos de las mujeres y un futuro igualitario”, centrada en derechos fundamentales como la participación en la toma de decisiones, el reparto igualitario de tareas o el acceso a los servicios de salud. Es necesario abordar el tema de Mujeres STEM, ya que el informe mundial que elaboró la UNESCO, denominado “Descifrar el código” contiene un análisis de la situación de las niñas y mujeres en la educación, identificando factores que obstaculizan y promueven su participación, sus logros y su continuidad; además de estar implementando políticas que se suman a los esfuerzos públicos para promover el empoderamiento de las niñas y las mujeres mediante la educación. A pesar de que, cada día más niñas tienen la oportunidad de asistir a la escuela, no siempre tienen las mismas oportunidades de completar su educación a nivel universitario y de manera especial no acceden a las ciencias, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (por sus siglas en ingles STEM: Science, Technology, Engineering and Mathematics), lo cual es sumamente preocupante ya que éstas, se consideran las carreras universitarias con mayor demanda y posibilidad de bienestar social, innovación, crecimiento inclusivo y desarrollo sostenible. En el año 2020 la UNESCO publicó un informe donde asegura que las mujeres representan el 35% de quienes cursan estudios de enseñanza superior en STEM en el mundo y menos del 30% de los investigadores científicos son mujeres. La educación STEM tiene por objeto formar recursos humanos y creativos en las áreas de Ingeniería de Sistemas y computación, Informática, telecomunicaciones, robótica, software, análisis de sistemas, desarrollo web, y programación, que se incorporen al sector de la ciencia y la tecnología; y desarrollen las habilidades necesarias para estimular el crecimiento y el progreso científico y tecnológico en el Siglo XXI. En el año 2022 el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), realizó un estudio de las carreras STEM, donde asegura que las brechas de género empiezan en la infancia y aumentan con el tiempo, ya que las niñas en el nivel escolar de primaria han presentado mejores resultados que los niños en las pruebas del Plan Nacional para la Evaluación de los Aprendizajes de las Matemáticas, pero en el nivel bachillerato solo el 6% de 10 mil alumnas manifestó estar interesada en estudiar una de las carreras STEM y en el nivel universitario, sólo el 13.5% de mujeres profesionistas eran egresadas de carreras STEM. Es innegable que la mujer ha ido avanzando para tener varios logros reconocidos como derechos y poco a poco se ha insertado en el mercado laboral, aunque es necesario destacar que las mujeres profesionistas STEM sin hijos alcanzan un 78% de ocupación económica y las mujeres profesionistas con hijos alcanzan sólo un 64% de ocupación económica, es decir, las mujeres con profesiones STEM o de otras profesiones siguen siendo las principales responsables del cuidado de la familia, lo cual limita su inserción laboral y desarrollo económico. Al respecto, el IMCO aporta interesantes propuestas para incentivar el interés y participación de las mujeres en las carreras STEM, como incluir el enfoque de género, ciencia y tecnología en los programas de educación básica; implementar la orientación vocacional, realizar tutorías y actividades que rompan con estereotipos y roles tradicionales; así como desarrollar las capacidades de los diferentes niveles de gobierno, instituciones educativas y centros de trabajo para que se implementen políticas públicas con perspectiva de género, que abonen en la construcción de una sociedad más incluyente y que la ciencia y la tecnología estén al servicio de la humanidad.