HEIDY LIZBETH PINEDA TORRES Como sociedad debemos cuidar y tutelar no solo en leyes sino en acciones los derechos de los menores de edad, ya que es un tema de interés superior y legal primordial. Entre los derechos de los menores se encuentra el tutelar que los menores vivan en un ambiente adecuado, libre de violencia y con todos los cuidados necesarios para su sano crecimiento. Con la violencia y carencias con las que nos topamos como sociedad, cada vez nos hemos visto envueltos en un desinterés, olvidándonos que, como parte de la protección de la niñez, corresponde el tutelar a los menores indefensos. Con ello me refiero a aquellos menores de edad que no tienen una familia que los proteja, aquellos que son abandonados por sus familiares, aquellos para los que su propio núcleo familiar biológico es la fuente de la violencia o maltrato. Sin embargo, el deber de proveer a un menor de una vivienda digna, se deja en manos del núcleo familiar, y el núcleo familiar en casos especiales no es el indicado para el correcto desarrollo y esparcimiento del menor y nuestras leyes no nos brindan una herramienta eficaz para una rápida adopción o una tutela que vaya fuera de los familiares cercanos. La adopción en México es un tema complejo que involucra la ley, procesos legales y los estigmas y prejuicios culturales que rodean a la adopción y la paternidad en general. A pesar de que contamos con una ley de adopción que busca proteger a los niños y niñas en situación de vulnerabilidad, aún existen barreras que dificultan que los niños encuentren un hogar permanente. Uno de los mayores desafíos en la adopción en México es el tiempo que toma el proceso. El proceso de adopción puede tardar varios años debido a la burocracia y los requisitos legales que se deben cumplir. Además, algunos padres adoptivos potenciales pueden sentirse desanimados por los requisitos financieros y de salud que se les exigen. Sin embargo, no hay que perder de vista que un obstáculo importante en el proceso de adopción, es el estigma sobre la adopción. Para nuestra sociedad la adopción es el último recurso para crear una familia para aquellas parejas que no pueden tener hijos. Al ser este un motivo para la adopción, aquellos menores que no son considerados bebes, de diferentes etnias o con condiciones especiales físicas o de salud, suelen no ser opciones para las parejas en busca de adopción. Sin mencionar que existen familias que logran la adopción, y una vez que reciben al menor, no se adaptan y deciden regresarlo, lo cual se convierte en un acto doloroso y engorroso, porque después de todo el largo trámite, la familia no queda unificada con el nuevo miembro. Hay que resaltar, que las autoridades federales en el año del 2020 aprobaron un programa llamado “Programa Nacional de Familias de Acogida”, el cual tiene como finalidad garantizar que el menor, que ya no puede estar en su núcleo familiar biológico por la razón que sea, pueda vivir en una familia, de manera temporal. Al menor se le vinculará con personas que le puedan y quieran dar los cuidados paternales, proveyendo al menor los elementos para su esparcimiento conforme su interés superior. Cito las características del programa: “El programa establece que el acogimiento familiar es de carácter transitorio, no crea ningún tipo de relación filial o parentesco entre sus beneficiarios, es decir, la familia y la niña, niño o adolescente, pero sí les proporciona los cuidados parentales necesarios hasta que se les restituya ese derecho en forma definitiva”. La implementación de este programa es imperativa en nuestro Estado, ya que los trámites de adopción son muy largos, y hay muchos niños que terminan desamparados o en instituciones donde hay muchos más menores que cuidar y a los cuales no se les puede brindar una atención personalizada, digna o mucho menos amorosa. Sin embargo, una familia de acogida no es una adopción y es temporal, y les da la oportunidad a las familias de acostumbrarse al nuevo miembro, y de ser posible, si la familia así lo desea en un punto optar por la adopción. Este programa se tiene que establecer por algún medio legal en nuestro Estado, y ese es el trabajo de nuestras autoridades, proveer las reglas o las formas en las que esta familia de acogida será establecida, ya que la vinculación, y elección de las familias deben estar de la mano de una capacitación, para verificar que efectivamente están listas para recibir a un menor dentro de su familia, para ofrecerle las mismas condiciones de bienestar que las que goza cualquier otro miembro familiar. Este programa puede ser de mucha utilidad para aquellos casos en los que un familiar no lineal, y no cercano quiere y se puede hacer cargo de un menor que se encuentra desprotegido y que por sus condiciones especiales no puede o no esta al cuidado de sus padres biológicos. Así una vez que se provean las herramientas legales adecuadas para la implementación del programa, las personas que tienen la voluntad y posibilidades de ayudar a un menor de edad podrán integrarlo a su familia de manera temporal.