Obispo Javier Ávila Hernández La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días A medida que servimos y perdonamos a los demás con verdadero amor, podemos ser sanados y recibir la fuerza para vencer nuestros desafíos. Durante la Última Cena, el Salvador le dio un nuevo mandamiento a Sus discípulos, dijo:“Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis los unos a los otros.“En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos por los otros”. Los discípulos del Salvador recibieron un nuevo mandamiento de hacer algo más, algo más significativo y algo más divino. Este nuevo mandamiento e invitación se resume en la frase clave: “como yo os he amado”. “El amor es un sentimiento de profunda devoción, interés y afecto. La muestra más grande del amor de Dios por Sus hijos se encuentra en la infinita expiación de Jesucristo”. “Porque de tal manera amó Dios al mundo”, registró Juan, “que ha dado a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna”. “El amor por Dios y por los semejantes es una característica de los discípulos de Jesucristo”. El rey Benjamín enseñó: “He aquí, os digo estas cosas para que aprendáis sabiduría; para que sepáis que cuando os halláis al servicio de vuestros semejantes, sólo estáis al servicio de vuestro Dios”. En el mundo de hoy lleno de tanto sufrimiento por diferentes circunstancias, el enviar un mensaje de texto con un emoticón divertido o publicar una linda foto con las palabras “Te amo”, es bueno y valioso. Pero lo que muchos de nosotros debemos hacer es dejar atrás nuestros dispositivos móviles y, con nuestras manos y nuestros pies, ayudar a otras personas necesitadas. El amor sin servicio es como la fe sin obras; en verdad está muerto. El amor puro de Cristo, que es la caridad, no solo nos inspira a actuar y proporcionar servicio, sino también a tener la fuerza para perdonar, sin importar la situación. Nuestro Padre Celestial nos ama. Él sabe que poder perdonar y quitarse esa carga, es tan dulce como ser perdonado. Esta dulzura viene al emular a quien es nuestro mayor Ejemplo. En el Libro de Mormón, Alma declaró sobre el Salvador: “Y él saldrá, sufriendo dolores, aflicciones y tentaciones de todas clases; y esto para que se cumpla la palabra que dice: Tomará sobre sí los dolores y las enfermedades de su pueblo”. El presidente Thomas S. Monson nos ha aconsejado: “Examinemos nuestras vidas y tomemos la determinación de seguir el ejemplo del Salvador siendo bondadosos, amorosos y caritativos” Yo sé que nuestro Padre Celestial y Su Hijo, Jesucristo, nos aman y están dispuestos a ayudarnos a actuar, a amar a otros como Ellos nos han amado. Y sé que a medida que servimos y perdonamos a los demás con verdadero amor, podemos ser sanados y recibir la fuerza para vencer nuestros desafíos. Y lo declaro en el nombre de Jesucristo. Amén.