Bernardo León En México los presidentes de la República y los gobernadores tienen complejo de presidentes municipales, quizás sin entender bien su función se asumen como “presidentes municipalotes” quieren pavimentar calles, arreglar baches, ofrecer programas sociales o que sus policías hagan patrullaje y vigilancia en los municipios. El país se divide en 2 mil 457 municipios, pero 650 no tienen policía y de los restantes mil 807 municipios, 34 (los que tienen más de 500 mil habitantes) tienen 1.51 policías por cada mil habitantes (ppcmh), 146 (de menos de 500 mil y hasta 100 mil) tienen 1.36 policías por ppcmh y 1,616 gobiernos municipales tienen 1.21 ppcmh. Dicho de otra manera, el 26 por ciento de los municipios que representan el 4 por ciento de la población no tienen policía. Si lo comparamos con Estados Unidos la mitad de los 18 mil cuerpos de policía, tienen 10 o menos policías. Siempre el gran riesgo de las policías estatales es que quieran sustituir a las municipales o que quieran hacer lo mismo bajo el eufemismo de “coordinación”. El trabajo de las policías municipales es insustituible por su carácter eminentemente local. La llamada “proximidad”, la vigilancia, el patrullaje, la famosa prevención en las comunidades, es una tarea que ninguna policía podrá hacer mejor que las policías del municipio. La recolección de información, su análisis y la investigación de la abrumadora mayoría de los delitos nadie la puede hacer mejor que los oficiales de policía que conviven cotidianamente con la comunidad. El papel de las policías estatales en esta materia es subsidiario; deben hacer el trabajo de policías municipales solamente en los 650 municipios que no tienen policía y que muy probablemente debido a sus limitados recursos económicos no puedan tener. Más allá de esos casos las secretarias estatales de seguridad pública deberían enfocarse en fortalecer a las municipales en todos los sentidos y articular la estrategia en toda la entidad. En algunos casos como Yucatán, Quinta Roo, Campeche, Tabasco, Morelos, parcialmente Michoacán, etc., existe el llamado mando único policial que implica que con diferentes modalidades la policía estatal asume la función de seguridad en los municipios del estado. Ahí evidentemente, llevan a cabo la función de policía municipal, sin embargo, en muchos casos este esquema impide una adecuada proximidad entre el ciudadano y el policía porque los policías estatales se mueven de un municipio a otro para diferentes tareas operativas que les impiden establecer ese estrecho y permanente contacto con la comunidad. Policía Estatal de Caminos Cuando una policía estatal supera la tentación de ser “Policía municipalota” pueden enfocarse en otras tareas fundamentales y necesarias para la ciudadanía que las policías municipales no pueden llevar a cabo y que a la luz de los hechos todavía hay muchas áreas de oportunidad. Una son las carreteras, hay muchas carreteras en varios estados de la república que en ciertas zonas y a ciertas horas (algunas todo el tiempo) es muy riesgoso transitar lo que afecta al comercio y al turismo. Las entidades federativas tienen muchas carreteras y caminos estatales que deben cuidar para asegurar el libre tránsito, pero también hay muchas carreteras federales que eran vigiladas por la Policía Federal de Caminos y ahora por la Guardia Nacional, sin embargo, esa debería ser una tarea fundamental de las policías estatales, que muchas veces lo hacen, pero sin facultades legales necesarias para intervenir en la seguridad de las carreteras. ¡Qué bueno sería poder transitar por los caminos de Michoacán o de Tamaulipas, etc., por comercio o por turismo a cualquier hora libremente y sin ningún riesgo! En la tercera y última parte: ¿La policía estatal debe sustituir a las policías ministeriales en la investigación del delito? @bernardomariale