CIUDAD POSIBLE | Ciudad cuidadora

Podría decirse que Ámsterdam es una ciudad cuidadora.

Inés Alveano Aguerrebere

Podría decirse que Ámsterdam es una ciudad cuidadora.  Lo es, a pesar de que en los 70, hubo un intento por derrumbar viviendas y monumentos para construir vías rápidas para vehículos de motor.  Lo es, también a pesar de que en los 90 muchas empresas ofrecían el atractivo estacionamiento privado para sus empleados.  o es, a pesar de que actualmente les está fallando a las familias, al no poder ofrecerles vivienda accesible.

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¿Qué es una ciudad cuidadora? En mis palabras, se trata de aquella que toma en cuenta las necesidades de mujeres, niñas y niños y personas de la tercera edad. Muchas ciudades mexicanas (y en todo el mundo) solo están pensadas para que sean funcionales para la población económicamente activa. No es momento de detenerme a preguntar quienes suelen ser los que van y vienen a su trabajo, mientras las mujeres se quedan a hacer quehaceres en el hogar, hacer compras, cocinar y que suelen tener personas o personitas a su cuidado. Eso ya ha cambiado un poco y hoy en día muchos hombres y muchas mujeres hacemos de todo.

El punto es que la mayor parte de las ciudades están diseñadas para el ir y venir rápido, y no para que las personas “estén” o que vayan y vengan acompañadas, o cargadas de cosas… (sin auto). ¿Que incluye una ciudad cuidadora? 1. Para empezar, banquetas dignas, alumbradas, con sombra, accesibles y seguras.  2. En segundo lugar, un transporte publico eficiente, y de calidad. Puntual y accesible para personas con carriola, con carrito del mandado, en silla de ruedas o con alguna discapacidad. 3. En tercer lugar estarían los carriles seguros para las personas en bicicleta (acá son más las mujeres que se mueven en bici, que hombres, y suelen estar acompañadas de niños y/o niñas y o cargando cosas). Por cierto, muchas personas con alguna discapacidad usan los carriles bici para moverse de manera independiente por toda la ciudad en sillas de ruedas eléctricas. 4. En cuarto lugar, están los parques y lugares de esparcimiento.  Hay varios parques grandes (del tamaño del Bosque Cuauhtémoc, en Morelia) y por lo menos cinco albercas públicas en toda la ciudad, además de pequeños espacios para recreación infantil cerca de las viviendas. 

En todas ellas hay actividades para personas de todas las edades (solas, o acompañadas). Para padres y madres de familia con sus bebes, para aprender a nadar, e incluso para que personas de la tercera edad o con algún impedimento físico puedan estar activas.

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La ciudad cuidadora incluye otros aspectos de diseño urbano que permiten que las personas y sus actividades estén relativamente cercanas.

El problema de que una ciudad no sea cuidadora, es que orilla a muchas personas a permanecer en su hogar.  Les reduce las posibilidades de acceder a actividades.   No les permite ejercer una libertad plena.  Las confina (justo como la COVID-19 nos mantuvo en un inicio).  ¿Se imagina? ¿No salir de su casa (o salir muy poco), porque la ciudad no está pensada en sus necesidades?

La sección de hoy está dedicada a una de mis lectoras, amada señora, quien estuvo recientemente en el hospital.  Una a quien reconozco como cuidadora excepcional: ha dedicado gran parte de su vida a cuidar a su hija, a su esposo, y a su nieta.  De lejos he podido suponer cómo su vida ha ido cambiando, dependiendo de la zona de la ciudad donde vive (porque incluso dentro de una misma urbe, hay algunos lugares más “cuidadores” que otros).