El carbón amenaza con retornar

El camino de las naciones hacia la utilización de energías limpias y renovables se ha visto interrumpido por dos hechos, la pandemia y la guerra de Rusia contra Ucrania.

Foto: twitter

Claudia Luna Palencia

No sé si las actuales generaciones, o al menos la mía,  lograremos  ver economías desfosilizadas, y llevaremos en hombros un ataúd con el petróleo dentro. Parece una quimera.

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El petróleo que ha generado progreso, avances tecnológicos y, por supuesto, guerras, crisis económicas y muchos desequilibrios cuando se rompe la balanza  entre  la  oferta  y  la demanda. También en parte es culpable del cambio climático.

La batalla emprendida por las economías más industrializadas para reducir su dependencia hacia las energías fósiles y no renovables lleva diversos calendarios: la descarbonización está muy presente como objetivo primordial con planes de cero emisiones ya sea en 2030 o bien después de 2050.

Si el cambio climático es un generador de polémicas -unos lo niegan y reniegan de él y otros, lo llevan al paroxismo de una nueva extinción -las estrategias a su alrededor son igualmente  cuestionables: unos muestran unidad y a otros les importa un pepino.

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El  objetivo  marcado  sobre todo para los países que han decidido sumar esfuerzos es evitarla subida de las temperaturas por encima de los 1.5 grados centígrados. Un objetivo inicialmente planteado con sus plazos de mediano y largo plazo hasta que  llegó  la  pandemia  del SARS-CoV-2 y metió el miedo en el cuerpo por enfrentar un gran  desastre  ambiental  con consecuencias masivas en los seres humanos.

Entonces, los gobiernos empezaron a tomarse más en serio avanzar en las energías limpias y renovables; luego irrumpió la invasión de Rusia a Ucrania y la dependencia energética de Europa al petróleo y el gas ruso ha hecho saltar todo por los aires.

Sobre todo evidenciando el largo camino que deberá recorrerse todavía para voltear la pirámide de consumo energética, hoy  por  hoy,  la  base  sigue siendo el petróleo y en la punta, los nimios avances en energías renovables. El escenario soñado – y deseado– es una base gruesa con energías renovables y una punta con fósiles.

Pero si falta el petróleo o el gas porque hay un conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, el carbón vuelve a ser la materia prima refugio, a pesar de los pesares y de todos los compromisos medioambientales suscritos.

El Ministerio de Economía de Alemania confirmó la vuelta a las centrales de carbón porque si no hay gas, habrá carbón; el último recurso energético vuelve a convertirse en esencial, a pesar del cambio climático, a pesar de los compromisos medioambientales y a pesar de los acuerdos comunitarios de cara a2030. La realidad es que la gente tiene que comer y que calentarse y las empresas que producir.

 Alemania es el ejemplo de una  economía  industrializada importantísima que ha tomado pésimas decisiones en su gestión energética de cara al futuro: primero, cerró sus centrales nucleares durante la Era de AngelaMerkel –después del desastre de Fukushima– y segundo, se entregó energéticamente hablando a Rusia con el Nord Stream.

El último reclamo del presidente ucranio,  Volodímir  Zelenski,  exigiendo  que  el gobierno germano cortase sus importaciones de gas ruso llevó en su momento a negarle la entrada  a  Frank-Walter  Steinmeier, presidente de Alemania.

Al final esa presión ha dado sus frutos porque en un mes, Alemania  redujo su dependencia primero del petróleo ruso del 35% al 12% y la del gas ha pasado del 55% al 35 por ciento. Sin embargo, la energía generada mediante el carbón ha pasado del8% al 50%, según datos del Ministerio de Economía germano.

A colación

Alemania no es el primero en re-conocer que usará carbón transitoriamente  hasta  que  logre reequilibrar su cesta energética (el plazo de tiempo ni se menciona). También Países Bajos y Austria se sumarán a la mayor utilización del carbón so pena del cambio climático y de sus compromisos  verdes  con  la Unión Europea (UE).

De seguir escalando tanto los precios del petróleo, como delgas, no se descarta que otras economías secunden la vuelta al carbón lo que significaría dar al traste con años de trabajo y de compromisos para lograr el objetivo de descarbonizar al planeta... o al menos a los países mayores emisores de partículas nocivas que recrudecen el cambio climático.

La invasión y sus estragos están provocando transformaciones tanto coyunturales como estructurales en muchas áreas. El mercado energético sufrirá un  cambio  estructural  con  la energía  nuclear  jugando  un papel  relevante  y  esperemos que el retorno del carbón sea solo coyuntural.

Por  lo  pronto,  China  está construyendo 150 nuevas plantas nucleares de aquí a 2035 y Estados  Unidos  también apuesta por la energía nuclear con  un  anuncio  espectacular: para 2050 habrá construido 300reactores. Ambos gigantes tienen en mente velar por su independencia energética.