POR LA ESPIRAL |A EUA le preocupa el caos fronterizo

El fenómeno de los menores migrantes ilegales viajando en solitario también ha recrudecido y es constantemente denunciado por organizaciones civiles y organizaciones no gubernamentales (ONG) dedicadas al tema de los derechos humanos.

Foto: twitter

Claudia Luna Palencia

La seguridad trilateral entre Estados Unidos, México y Canadá es un factor preponderante dentro de la agenda de la Casa Blanca de cara a la primera mitad del siglo XXI. El mandatario norteamericano, Joe Biden, sabe que su nación necesita entenderse (y llevarse bien) con sus vecinos para tener lo que tanto desean: el control de las fronteras que comparten con México.

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El año pasado, Estados Unidos habría superado los más de dos millones de cruces ilegales; un dato que deja atrás los datos del año 2000, cuando las autoridades reportaron 1.6 millones de personas detenidas tras internarse en la Unión Americana.

De acuerdo con Pew Research, desde 2012 ha venido cambiando dramáticamente el flujo de inmigrantes que cruzan desde México y las razones por las que dejan sus respectivos terruños. Actualmente, más de 35 millones de inmigrantes legales viven en la Unión Americana.

A los tradicionales migrantes económicos se añaden aquellos que huyen de la violencia de sus países y de amenazas; de inestabilidades políticas y persecuciones; de inclemencias y desastres; y por supuesto, aquellos que buscan reencontrarse con algún familiar directo que ya se encuentra en la Unión Americana.

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El fenómeno de los menores migrantes ilegales viajando en solitario también ha recrudecido y es constantemente denunciado por organizaciones civiles y organizaciones no gubernamentales (ONG) dedicadas al tema de los derechos humanos.

Se ha formado un preocupante cuello de botella en México como país de tránsito porque han incrementado los flujos que llegan no solo de Centroamérica –Honduras, Guatemala, El Salvador y Nicaragua– también de América del Sur fundamentalmente de Venezuela. Así como de Cuba.

De acuerdo con el documento “Estadísticas Migratorias. Síntesis 2022” elaborado por la Unidad de Política Migratoria, Registro e Identidad de Personas (UPMRIP) en el lapso de enero a agosto de 2022, un total de 249 mil 295 personas fueron detenidas en la frontera sur con México en calidad de inmigrantes ilegales lo que significó un incremento de 44.8 por ciento con respecto al mismo periodo, pero del año pasado. La mayoría de los casos fueron detectados en Chiapas –78 mil 708 personas– y dentro del total, las estadísticas de esta Unidad perteneciente a Gobernación indican que el 49 por ciento son hombres y mujeres de más de 18 años de edad.

En cuanto a la procedencia de los flujos humanos detectados como ilegales, dicho análisis indica que el 21.4 por ciento llegaron desde Guatemala; el 14 por ciento de Venezuela; de Cuba, el 12.1 por ciento; de El Salvador y Nicaragua, el 8.7 por ciento y el 8.9 por ciento, respectivamente; y un 13.8 por ciento, de otros países.

El experto en seguridad nacional, James Jay, escribe para el GIS Report, que Estados Unidos tiene “un nuevo problema” en su frontera sur porque el grupo de inmigrantes ilegales de más rápido crecimiento proviene de estados socialistas fallidos.

¿Qué está pasando? Según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CPB, por sus siglas en inglés) tan solo en el mes de agosto pasado 203 mil 244 personas cruzaron ilegalmente y fueron detenidas. Pero el ritmo ha sido frenético, Jay advierte que la Unión Americana va camino de superar los 2.3 millones de cruces ilegales en un año.

Ha cambiado el perfil del inmigrante ilegal. Precisamente GIS Report indica que, desde 2015, unos siete millones de venezolanos huyeron de las dificultades económicas provocadas por el socialismo y se trasladaron a otros países sudamericanos, incluidos Colombia, Ecuador, Brasil y Chile. Sin embargo, la pandemia se ha convertido en un acelerador para los potenciales migrantes y ahora los venezolanos quieren llegar a Estados Unidos buscando asilo.

Pero también hay un aliciente legal que Jay explica: “El nuevo obstáculo para lidiar con los inmigrantes ilegales de estas otras naciones es que debido a que Estados Unidos no tiene relaciones diplomáticas con ellos, no es posible expulsar a los inmigrantes de estos países. Los venezolanos han escapado de la expulsión bajo la medida de salud del Título 42 porque Estados Unidos no tiene vínculos diplomáticos con ellos y México se niega a aceptar a sus migrantes”.

Y sin expulsiones, la Casa Blanca experimenta un efecto llamada que amenaza con pasarle una enorme factura electoral a un Biden más atento en la invasión de Ucrania y en activar su maquinaria de guerra interna que en dar una solución expedita a las propias demandas de ayuda y de atención por parte de varios de sus gobernadores demócratas que inciden en la falta de presupuesto y de organismos para atender a tal avalancha.

A colación

En el primer semestre de 2021, Estados Unidos fue el mayor receptor a nivel mundial de nuevas solicitudes de asilo con 72 mil 900 y México el tercero con 51 mil 700 solicitudes, pero cuando terminó el año la cifra creció a las 130 mil 627 solicitudes. También ha sido notorio en el caso mexicano, el incremento exponencial de las solicitudes de asilo de haitianos que han crecido un 336.18 por ciento.

México que tradicionalmente se había convertido en un expulsor de mano de obra nacional desde la década de 1940 ha visto transformarse en un puente para el resto de latinoamericanos deseosos de tocar territorio estadounidense.

En promedio anual, 400 mil personas de otros países se adentran en México para cruzar hacia el otro lado de la frontera. Ha sido tal la presión del flujo de personas, que las autoridades aztecas han echado mano –desde 2006– de manera más intensa del uso de las Fuerzas Armadas para proteger la seguridad pública.

@claudialunapale